La Deuda Capítulo 4º por Arman Lourenço Trindade

LA DEUDA 


-No comprendo… -atinó a contestar Thomas.

-Pues claro que no comprendes, no eres capaz de comprender, ni tú ni tus amigos, la locura que cometisteis al levantaros contra nuestra raza. Ahora estáis a punto de averiguar cuáles son las consecuencias reales de tal locura. Hace veinte años, durante “Los días oscuros”, nosotros, las criaturas de la noche, simplemente nos defendimos, no deseábamos muertes innecesarias ni bajas en nuestras filas ni en las vuestras, pero debíais aprender la lección, somos más fuertes, más inteligentes, más rápidos, más poderosos y carecemos de sentimientos humanos, eso nos convierte en seres crueles. Pero aún así somos justos, nunca herimos humanos ni asesinamos y a aquellos que lo hacen, los juzgamos y condenamos. Pero eso no era suficiente para vosotros… Durante aquella guerra se perdieron muchas vidas, entre ellas el hijo de Baldur, uno de los peores vampiros que yo he conocido. Él juró venganza ante la noticia de la muerte de su hijo, y justo ahora, mientras vosotros conspiráis contra mí, él está planeando la forma de someteros, de robaros vuestra libertad. Desea por encima de todas las cosas veros sufrir y he de deciros que si hay algún vampiro capaz de cosas atroces sin duda ese es Baldur.

Los hombres miraban a Kaesios pasmados. Durante veinte años, pensaron que la guerra había llegado a su fin, que estaban a salvo y sin embargo durante todo ese tiempo alguien había estado planeando la forma de eliminarlos.

Kaesios se dirigió hacia la ventana, tenía sus manos agarradas a la espalda y miraba a través de la ventana como si fuera hubiese un gran espectáculo.

-¿Qué podemos hacer? –preguntó John.

-No gran cosa, Baldur está reuniendo un ejército numeroso de hombres, los bárbaros, seres crueles y sin par a la hora de luchar.

-¿Los inmortales intercederéis por nosotros? –se atrevió a preguntar Thomas.

Kaesios se giró lentamente y fijó su mirada azul cristalina en los ojos del hombre.

-¿Deberíamos?

Thomas no supo que contestar.

-Si Baldur tiene un ejército tan poderoso, debemos organizarnos, formar nuestras defensas, debemos estar preparados… -anunció Philip.

-Creo que eso es lo mejor, debéis estar preparados…

-Kaesios, ¿Sabes cuándo iniciará la marcha?

-No, aún no, pero supongo que no tardará mucho.

-Nosotros solos no podremos contra él, no estamos preparados y no tenemos tiempo. Debemos avisar, dar la alarma… pero aún así estamos perdidos. Kaesios, necesitamos ayuda.

-Lo sé Thomas, créeme, lo sé. Sin embargo los sabios de mi raza no están por la labor de ponerse de vuestro lado, no desean más luchas. Yo, por mi parte, estoy entrenando a hombres jóvenes y fuertes, servirán de ayuda llegado el momento, pero poco más puedo hacer.

-¿Para eso te llevaste a nuestros hijos?

Kaesios afirmó con la cabeza.

-Podemos enviarte a más jóvenes, seguro que muchos estarán dispuestos, necesitamos toda la ayuda posible.

-Os enviaré algunos de los más avanzados para que preparen a aquellos que lo deseen, pero yo no me comprometo a formar a más, el tiempo se acaba, sería una pérdida de tiempo. Ahora debo marcharme, tengo asuntos importantes que atender.

-Kaesios –le llamó Philip, el vampiro se detuvo y lo miró - ¿puedo hacerte una pregunta?

-Pregunta.

-¿Por qué mataste a Charles?

-Charles era un traidor, trabajaba para el ministro y todo aquello que conseguía averiguar se lo contaba a Baldur. No soporto a los traidores.

Sin más desapareció dejando a los hombres incrédulos ante lo que acababa de revelar. Charles había sido un traidor, había vendido información confidencial al más terrible de sus enemigos…

Thomas veía ahora toda su furia aplacada, aunque le causaba dolor la distancia que mantenía con su hija, si había guerra, estaba seguro de que el mejor lugar dónde ella podía estar era al lado de Kaesios, sin duda ella tendría la oportunidad de sobrevivir. Durante unos instantes Thomas saboreó la maravillosa posibilidad de que pasara lo que pasase, su hija permanecería con vida para ver los días venideros. Después se centró en preparar estrategias para la posible lucha que se avecinaba…


Kaesios se mantuvo impasible ante el escrutinio del Consejo. Era uno de los antiguos, de los poderosos, sin embargo aborrecía la política y detestaba el rango de superioridad que muchos de ellos se habían impuesto. No soportaba a aquellos que se creían con poder suficiente como para decidir entre la vida y la muerte. Se sentó en el sitio que le correspondía, al lado del Maestro, el más antiguo de los allí congregados, un ser superior en poder e inteligencia, destacaba por su afán justiciero, tal vez era el mejor de los allí reunidos, pero muchos lo odiaban porque deseaban su poder. El consejo lo formaban veinte de los vampiros más antiguos, venidos desde los cuatro puntos cardinales, cada uno representaba a una familia de vampiros y hablaban en su nombre.

-Continuad –ordenó Kaesios con un movimiento de la mano.

-Qué bueno que hayas querido honrarnos con tu presencia Kaesios –le dijo Hersir, un antiguo vampiro vikingo. Kaesios lo conocía desde los primeros años, durante un tiempo fueron aprendices del mismo vampiro, pero eso solo había acrecentado el odio que sentían el uno por el otro.

-No estoy de humor para tus tonterías Hersir, he venido como se espera de mí y daré mi opinión como corresponde.

-Kaesios, que has averiguado –le preguntó el Maestro.

-No gran cosa Maestro, Baldur se empeña en someter a los humanos y para ello se ha aliado con los bárbaros del sur. Estamos esperando su primer movimiento.

-Así que el tablero está listo, supongo que el juego comenzará pronto.

-Así es Angus, Baldur lo tiene todo preparado, ahora debemos decidir cuál será nuestra participación en esta nueva era. Ayudaremos a los humanos o los dejaremos abandonados a su suerte.

-Yo voto por no participar Maestro, esto lo causaron los hombres al intentar exterminarnos, se merecen las consecuencias.

-Dionisio, todos estamos de acuerdo en que esto es consecuencia de la estupidez de los humanos, pero no es eso lo que se plantea, si Baldur se sale con la suya trasformará a los hombres y mujeres en poco más que esclavos, volveremos a los primeros tiempos y el resultado no fue bueno, los hombres sometidos acaban revelándose y provocando más muerte y destrucción, sin contar con que nuestro principal sustento acabará en las manos de un enemigo de las leyes.

-Maestro –interrumpió Kaesios –yo opino que debemos ayudarlos, al fin y al cabo mucho de ellos nos han sido de utilidad a través de los siglos, un mundo libre es mucho más agradable para vivir que en uno sometido, lleno de dolor e ira.

-Muy cierto, mi amigo, debemos pensar bien cuál será nuestro próximo movimiento, si Baldur gana sin duda los siguientes en su lista seremos nosotros…


Clara se apresuró por el patio del castillo, se dirigía a la zona en la que estaban los hijos de los supervivientes, necesitaba hablar con ellos, sentirse acompañada y segura. Kaesios no le había dicho nada de lugares a los que no debía acceder.
El viento soplaba con fuerza y la capa de lana que llevaba apenas conseguía quedarse en su sitio y tapar su cuerpo, al cabo de unos minutos comenzó a tiritar. Se acercó hasta la enorme puerta de madera que tenía el edificio al que había llevado a los chicos. No vio ningún llamador así que aporreó la puerta con los nudillos. Un soldado abrió la puerta y se sorprendió al verla.

-Buenas tardes señora, ¿en qué puedo ayudarla?

Clara observó al soldado, iba totalmente uniformado, con un traje azul con botones dorados, sus botas brillaban muy bien lustradas y su pelo, antes bien peinado, ahora lucía revuelto debido al viento.

-Desearía poder ver a un amigo que está ahí dentro.

-Lo siento, no se permite la entrada a los civiles.

-¿No hay ninguna forma de poder hablar con él? ¿Puedo mandarle un mensaje?

-Lo siento, si desea mantener contacto con alguno de los internos debe hablar con Kaesios, son sus órdenes las que cumplo.

Clara frunció el ceño. El soldado ocupaba el espacio de la puerta con su cuerpo impidiéndole así la visión al interior. Suspiró frustrada, nada podía hacer…

-Muy bien, gracias por su tiempo.

-De nada señora, que tenga un buen día –y cerró la puerta con fuerza dejando a Clara muerta de frío en el exterior.

Sin mediar palabra volvió caminando lentamente hasta el castillo. Sin duda tener a Mark tan cerca y no poder hablar con él, había minado su ánimo. Las personas que trabajaban en el castillo apenas hablaban con ella, simplemente la observaban y obedecían si ella necesitaba algo. Se sintió terriblemente sola.

Llegó la noche y Clara cenó sola en el comedor, luego se dirigió hacia su dormitorio, se metió en la cama temprano, pero el sueño no hacía acto de presencia, por lo que después de varias horas dando vueltas decidió levantarse y salir a dar un paseo. Se abrigó bien, pues las temperaturas nocturnas eran muy bajas. Sabía que no tenía nada que temer, dentro de aquella fortaleza nadie osaría hacerla daño, Kaesios no lo permitiría.

Bajó en silencio hasta la puerta de acceso al jardín. El aire frío le golpeó el cuerpo con fuerza pero ella se armó de valor y salió al exterior. El cielo inmenso, se extendía ante ella en todo su esplendor. Las estrellas brillaban con fuerza y ni una sola nube osaba tapar tanta belleza. Clara inició su paseo nocturno por el jardín, siguiendo el sendero, lentamente. Notaba el aroma de las flores que aún asomaban entre los matorrales.

-¿Qué hacéis levantada tan tarde?

Clara se asustó y gritó ante la sorpresa.

-Lo siento, no deseaba asustaros.

-No pasa nada, simplemente pensé que no había nadie fuera a estas horas.

Kaesios la observó. Llevaba botas altas y un abrigo de paño fuerte bien atado a su cuerpo y un pañuelo sujeto al cuello. Llevaba el pelo suelto y revuelto. Supuso de debajo del abrigo solo tenía el camisón y sintió un ramalazo de deseo apoderarse de su cuerpo. ¡Estaba tan hermosa! Sabía que ella no podía verle en la oscuridad, pero él podía apreciar cada sutil rasgo de su cara.

-¿No podéis dormir?

-No… me he desvelado y no consigo conciliar el sueño, por eso pensé en dar un pequeño paseo.

-Hace frío.

-Sí, pero me he abrigado bien.

Kaesios se acercó lentamente hasta ella, podía sentir los latidos rápidos del corazón de la muchacha y ese maravilloso aroma que lo aturdía y lo sometía a sus impulsos. Impulsos humanos, que él creía tener controlados durante la mayor parte de su vida como inmortal y ahora no conseguía dominar. El deseo que sentía por poder tocarla, por besarla y por algo más, controlaban su mente y destruían su autocontrol.

Estiró el brazo y sujetó uno de los mechones del pelo de Clara entre sus dedos, la suavidad del cabello lo sorprendió. Lentamente soltó el mechón y tocó su delicado rostro con sus fríos dedos. Aunque Clara tenía la cara fría, Kaesios sintió la calidez de su piel en las yemas de sus dedos. Se acercó aún más, despacio para no asustarla y para dejar claras sus intenciones. Clara alzó el rostro y miró fijamente los ojos de Kaesios, en la oscuridad no podía verlo con claridad pero su cercanía la reconfortaba, sabía que estaba mal, que no debía, que él era un ser malvado, incluso cruel, pero tenerlo tan cerca bloqueaba todo sentido común.
Kaesios posó su mano suavemente en la cintura de la chica, acercándola más hasta él, sus cuerpos estaban pegados, el calor humano que ella desprendía se le clavó como una daga en el pecho. No pudo evitarlo, lo deseaba, lo necesitaba. Con sumo cuidado posó sus labios en los de la muchacha, un fuego extraño se apoderó de ambos y durante unos segundos los sometió a su voluntad. Kaesios le apretó con más fuerza contra él, sintiendo cada parte del maravilloso cuerpo de Clara pegado al suyo. Clara la principio indecisa y temerosa, ahora correspondía al beso con pasión desatada, con la misma desesperación que sentía él mismo. Sabía que tenía que parar, era consciente del error que acababa de cometer, pero su fuerza de voluntad ahora brillaba por su ausencia, así que sin más se rindió a su naturaleza egoísta y caprichosa. Bebió de los dulces labios de Clara el elixir de la pasión. Una pasión olvidada por siglos de vida inmortal sumido en el frío y en la oscuridad. Sin embargo ahora veía luz. La luz que desprendía Clara.

La cogió en brazos sin separar sus labios, acariciando la curvatura de su espalda. Clara estaba indefensa ante Kaesios. Sin duda había firmado su sentencia final. Ante él estaba perdida.

-¡Kaesios!

Kaesios volvió a si gracias a la interrupción de Aidan, que estaba de pie frente a ellos mirándole con cara de pocos amigos.

Kaesios se separó lentamente de la muchacha, frustrado y enfadado consigo mismo por su falta de autocontrol. Dejó delicadamente a Clara en el suelo, estaba aturdida y tan afectada como él. La miró fijamente, adoró el color sonrojado de sus mejillas y el dulce sabor de esos maravillosos labios, ahora hinchados por sus besos, brillantes y exuberantes. Ella le miraba algo avergonzada.

-Hola Aidan.

-Creo que es hora de que la muchacha se vaya a acostar, yo la acompañaré. –le dijo en un toco autoritario y nada agradable.

Kaesios se sorprendió, nunca le había hablado así, siempre le había tratado con respeto e incluso miedo,

-Sí, creo que será lo mejor. Clara ve con Aidan, mañana hablaremos. Buenas noches.

-Buenas noches –atinó a decir Clara mientras cogía la mano que Aidan le ofrecía.


Kaesios se quedó ahí, quieto, observando la partida de la chica acompañada del furibundo Aidan y comprendió, muy a su pesar, mientras recordaba los minutos que duró aquel maravilloso beso, que sin saber muy bien como, Clara había conseguido lo que jamás nadie consiguió en siglos de vida, que Kaesios sintiera en su frío cuerpo un atisbo de lo que recordaba como amor…


                                                                                                              © Arman Lourenço Trindade







9 comentarios:

  1. Clara terminará derritiendo en fuego a Kaesios. Él me está cayendo mejor. Al principio le tenía miedo. Bravo Arman.

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  2. Por Favor!!! tengo el corazón a mil. Me he mantenido enganchada al relato hasta que se ha terminado.
    Eres una escritora fantástica.
    Eres maravillosa, escribes genial, me encanta tu forma de narrar y envolver la historia, de esa mezcla de misterio, de sentimientos encontrados, la calidez de Kaesisos y su frialdad.

    Una historia realmente hechizante.

    Felicidades cada día evolucionas más, y me sorprendes. ^_^

    Besitos azules .

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  3. ¡Excelente capítulo! Me ha encantado, Arman, te quedó genial y cada vez me enganchas más, será de esas historias que me harán sufrir cuando terminen, lo veo...

    Besos.

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  4. Me encanta... no digo más. Y ya he dicho bastantes

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  5. ¡¡Muy emocionante se está poniendo!!

    ¡Un beso Arman!

    Hasta el próximo capítulo!:D

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  6. AHHHHGGG!!! Me va a dar algo!!!! Arman, si te digo que me ha gustado, es poco decir, me ha encantado!!!! Me leído los cuatro capitulos de golpe, y me he quedado... ¿Se acabó...?
    Ansiosa de leer un siguiente capitulo. No tardes... que sufro...
    ;D
    Besos guapa!!!!

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  7. Precioso capítulo Arman!!!!!!
    Me ha encantado todo y ha habido mucha intriga y menudo beso....me ha encantado. he de reconocer que Kaesios gana puntos en cada capítulo!!!
    Deseando leer más!!!

    Besos!!

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  8. Se me ha olvidado poner que me encantan los dibujos de manga con los que acompañas el relato, me resulta fácil imaginarme todo!!!

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  9. Una historia que te engancha, al menos a mi me tiene fascinada y deseosa de saber mas
    Besos!!!

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