MIENTRAS ESCRIBO, CONSEJOS DE ESCRITURA DE STEPHEN KING



Pocas veces un libro sobre el oficio de escribir ha resultado tan clarificador, útil y revelador. Mientras escribo empieza el relato de la asombrosa infancia de Stephen King y su extraño y temprano interés por la escritura. Una serie de vívidos recuerdos de la adolescencia, de la universidad y de los años de lucha que lo llevaron a la culminación de su primera novela, Carrie, aportan al lector una amena y divertida perspectiva sobre la formación del escritor.



Stephen King es uno de esos autores con los que tengo una relación un poco complicada; sé que es un excelente escritor, que en gran medida ha marcado un hito en la escritura y se le considera el maestro del horror. En lo personal, he leído dos de sus libros, Carrie y El resplandor y ambos me gustaron. Sin embargo, me pasa con él lo mismo que me ocurre con algunos otros autores; soy incapaz de negar su genialidad, disfruto su obra, pero no logro empatizar de forma especial con él ni sentir esa inclinación que me llevaría a buscar todos sus libros. Imagino que no es extraño, que a todos nos ocurre con determinados autores.

Cuando leí en la red acerca de Mientras escribo, tomé nota mental, porque me pareció interesante conocer lo que King tendría para decir respecto a este tema; la escritura es compleja y dar clases acerca de ella es cosa difícil, aunque él en ningún momento pretende ponerse aleccionador. Bueno, hace unos días tuve la suerte de encontrar el libro, o él me encontró a mí, y me di el gusto de leerlo.

En primer lugar, me sorprendió gratamente que el autor iniciara su narración con una suerte de autobiografía (aunque él dice que no lo es), porque desconocía mucho acerca de él; no tenía idea de cómo había transcurrido su vida ni qué le llevó a dedicarse a la escritura. Comprobé, según avanzaba en la lectura, que su vida no fue sencilla, aunque siempre ha tenido su destino en la mano y, respecto a la escritura, bueno, se dedica a ella porque es parte de él y le hace feliz y me alegró leerlo.

El libro está lleno de hechos curiosos, anécdotas, lecciones aprendidas, referencias a su niñez y juventud; pero lo que más me gustó fueron todos los hechos relacionados a las novelas del autor; de dónde sacó la idea para escribir Carrie, por ejemplo, el proceso de investigación, la emoción de saberse publicado en un momento particularmente difícil de su vida; en fin, cada detalle que he devorado con mucho gusto.

Si les gusta King, o saber acerca del proceso de escritura, o tienen curiosidad acerca de cómo se crearon algunas obras que quizá leyeron, o todas las anteriores, este es un excelente libro que estoy segura disfrutarán. He acumulado algunas cuantas frases que pasarán a formar parte de las muchas anotaciones relacionadas con la escritura que guardo con cariño, y me permito compartir algunas con ustedes.



El lenguaje no está obligado a llevar permanentemente corbata y zapatos de cordones.

Siempre he escrito porque me llenaba. Puede que sirviera para pagar la hipoteca y los estudios de los niños, pero eso era aparte. Yo he escrito porque me hacía vibrar. Por el simple gozo de hacerlo. Y el que disfruta puede pasarse la vida escribiendo.

La mejor manera de aprender es leyendo y escribiendo mucho, y las clases más valiosas son las que se da uno mismo. Son clases que casi siempre se imparten con la puerta del estudio cerrada.

La pega es que los actos de la gente son más reveladores que lo que dicen, y que las palabras son traidoras: lo que dicen las personas suele comunicar una imagen que a ellas se les pasa totalmente por alto.

Escribir es mágico; es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. El agua es gratis. Así que bebe. Bebe y sacia tu sed.

MI AVENTURA DE ESCRIBIR

Jamás pensé que llegaría tan lejos, cuando en aquellas noches de oscuridad interminable, me dedicaba a plasmar lo que se pasaba por mi cabeza en una página de word.

Como todo/a escritor/a, el fin de nuestro esfuerzo es que nuestros trabajos sean leídos, por cuanta más gente, mejor.

Como sabéis, tengo cinco novelas publicadas, algo inaudito para mí, y creo, que la mayoría de mi familia ni siquiera es consciente de este hecho.
Dentro de muy poco, verá la luz mi sexta novela, LA MISIÓN DEL SAMURÁI

Me encanta esta portada...

Si sois seguidoras de mi trayectoria, sabréis que no suelo escribir un solo género, pues cada una de las seis novelas es completamente distinta a la anterior, ¿por qué? Lo cierto es que no lo sé, mi mente me pide a gritos que escriba y yo obedezco. Como llegan las ideas, como se forma una historia, es un asunto complejo hasta para mí.

Como ya he dicho otras veces, sois escritora, pero escribo según mi estado de ánimo, si estoy feliz, el resultado es una historia feliz, si por el contrario estoy triste, las escenas serán más tristes, todavía no he logrado escribir lo opuesto a lo que siento, y de momento no pienso hacer la prueba.

La misión del samurái es una historia divertida, con aventuras, personajes mágicos, leyendas, magia, una pizca de romance, pero sobre todo, diversión, risas y situaciones de lo más cómicas, aunque también, como no puede ser de otra manera, algo de drama.

No diré si es mejor o peor que las otras, es como elegir entre nuestros propios hijos. Cada una es distinta y a su manera, representan una parte de mí.

Mi aventura a la hora de escribir está siendo muy gratificante, y eso me anima a continuar, a superarme, a esforzarme y a seguir aprendiendo.

Está claro que no hay nada como cuando una lectora te dice que ha disfrutado mucho con la historia, que le ha gustado, que ha llorado y reído. Mi ego, que normalmente duerme, suele bailar una danza extraña para celebrar dichas palabras. Pero a mí lo que me gusta, es cuando, de manera constructiva, te matizan las cosas que pueden ser mejoradas. Porque cada día se aprende una cosa, y nunca podemos dejar de hacerlo.

El otro día mi sobrina Nerea, que siente una pequeña afición a escribir historias, me comentaba que cuando se sienta a escribir, su mente se llena de ideas y no puede dejar de plasmarlas en el papel, como si lo que le pasa, fuera algo extraño.
Me eché a reír.
Mi contestación fue la siguiente:

-Eso es lo que te convierte en escritora, la necesidad de escribir todo lo que te pasa por la mente, la facilidad de montar historias, inventar personajes y situaciones. Escribir es un don, como para otros puede ser pintar cuadros magníficos, diseñar moda, sacar fotografías fantásticas, etc... la escritura es un arte, y no hay nada más gratificante que dedicarte a desarrollar esas habilidades.

Me miró con alivio, porque no todo el mundo es capaz de entender la facilidad con la que nos sumergimos en nuestros mundos y desaparecemos del real.




Escribir es un sueño, que en mi caso se ha hecho realidad, al que no pienso renegar jamás y con el que disfruto, aprendo, me realizo y me hace ser mejor persona, porque soy feliz. 

Los escritores somos para algunas personas, unos espécimenes raros, con los que no te encuentras normalmente y a los que hay que tener especial cuidado.
Me explico.
El otro día fui al médico, en una de mis habituales visitas, y la especialista en cuestión me preguntó mi profesión, para saber qué clase de pastillas me podía recetar.
Yo, sin pensar, le dije:
-Soy escritora.
 La médica levantó la cara del informe y me miró.
-¿En serio?
-Pues sí.
-¿Qué escribes?
-Novelas.
-¿Cuántas tienes publicadas?
-Cinco.
-María, apunta su nombre, tenemos que buscarla, no todos los días tenemos cara a cara a una escritora.
A todo esto, cuando estaba a punto de irme, le dijo a la pobre María:
-Dale un salvoconducto.
¿?
Sí, me quedé paralizada. Y ella al ver mi desconcierto me explicó.
-Con esta cartulina, si ves que no te hacen efecto las pastillas, podrás llamar y te atenderé en cuanto pueda. No se lo doy a nadie, pero voy a hacer una excepción. Sin él, tendrías que seguir los trámites comunes, osea, pedir cita a través de tu médico de cabecera.

Ni que decir tiene que me fui más contenta que unas castañuelas. Hasta el momento, y solo para los que sentís curiosidad, no he necesitado el salvoconducto.

Las situaciones por las que paso, o pasamos si generalizamos, aunque cada persona es un mundo, para algunas es desconcertante.
Cuando hay reuniones, ya sea familiares o de amigos, y yo estoy en pleno proceso creativo (me gusta llamarlo así), no es extraño que parezca que presto atención, sin embargo estoy a miles de kilómetros. Luego, cuando todo termina y mi marido intenta comentar conmigo la experiencia, lo cierto es que me lo tiene que contar todo desde el principio, porque no me he enterado de nada.
Y en ese mismo proceso creativo, cuando por fin puedes sentarte frente al ordenador o libreta, y dar rienda suelta, me pongo los cascos con una laaaaaaaaarga lista de música, y mis hijas me tienen que llamar porque se me ha olvidado comer o cenar.
O perdonan mis olvidos, como pueden ser reuniones, cumpleaños... porque mi cabeza está sin duda en otros lugares.
O cuando las noches no sirven para dormir porque mi mente bulle de actividad, con imágenes, ideas y escenas que tengo que escribir antes de perderlas para siempre, y mis hijas se levantan al baño y me ven sentada en la cama escribiendo como una posesa en la libreta que tengo encima de la mesita de noche. O mi pobre marido se da la vuelta, abre un ojo, me ve de esta guisa, y se gira para poder dormir con un suspiro.

Mi aventura de escribir... única, maravillosa, y especial, así es como es y así es como me siento.

Gracias a todas las personas que con su cariño, comprensión y apoyo, me ayudan a seguir cumpliendo mi sueño, en especial a mi maravillosa familia, a mis queridas plumillas y las/os lectoras/es.









PLUMILLAS JUNTAS, A PESAR DE LA DISTANCIA




                                                                                    Han pasado ya dos años desde que conocí a las plumillas, mucho hemos caminado y vivido juntas. Hemos compartido tanto, que aun en la distancia, hemos forjado una gran amistad. Hace poco, en febrero en el RA, tuve el placer de conocer a Arman, a Lorraine y a Lury, tres grandes mujeres que son un ejemplo a seguir en todos los aspectos. Lury se escapó de la fotografía, pero es que esta mujer no para ni un segundo, es un torbellino. Arman tan dulce, sencilla y agradable como siempre. Lorraine tan fuerte, preciosa y trabajadora.









 Nada me gustó más, que poder compartir con ellas un momento emotivo y único. Ese primer momento en el que te encuentras con alguien y te fundes en un gran abrazo, es realmente mágico y para no olvidarlo nunca. Comprobar que son como te las imaginas y te das cuenta que las conoces bien, a pesar de no tenerlas cerca.
Me quedo con la esperanza de poder conocer a las demás plumillas en algún momento y poder abrazarlas también!!! Chicas os quiero mucho a todas.




Os dejo el vídeo de una canción que me encanta. Espero que la disfrutéis: