RELATO CORTO NAVIDEÑO

Como se acercan unas fiestas tan entrañables, os voy a dejar un relato que tiene ya algún tiempo, pero que me gustó mucho escribir y en particular me gusta mucho. Así que, espero que os guste.

REGALOS, CELOFÁN Y DULCES


El trabajo por esos días se incrementaba y las horas pasaban aceleradas por el montón de cosas que tenía que hacer. No tenía casi vida privada, y se negaba a buscar un ayudante porque le daba pavor trabajar con alguien con el que no tuviera afinidad ninguna.
Así que los encargos se almacenaban sobre la gran mesa de la trastienda. Regalos, cestas, bandejas…eran múltiples y de mil formas distintas. Los hacía tan bonitos que su tienda se llenaba de gente.
Envuelta en regalos, celofán y dulces pasaba sus primeros días de navidad. Esa mañana en particular, había abierto la tienda pronto y se había refugiado en la trastienda a dar rienda suelta a su imaginación. Llevaba un par de días con un arreglo y no había forma de terminarlo, no paraba de cambiar las cosas de un lado a otro para ver como quedaba mejor el conjunto, pero nada. La trastienda era un caos en el que ella se entendía a la perfección. Cuando más ensimismada estaba en la tarea, la campanilla de la puerta resonó por todo el local.
—Un momento, por favor.  –Dejó la cesta encima de la mesa y salió abriendo la cortina que separaba las distintas partes del local.
Héctor miraba la tienda esperando a la dependienta. Era la primera vez que entraba, aunque pasaba todos los días por delante para ver las bonitas cestas del escaparate y a la bonita dueña del local. Cuando la joven entró ladeando una cortina, él suspiro al ver su pelo atado en un intrincado y complejo moño. Sus gafas caían sobre el puente de su nariz, dándole un  aspecto sexy y dejando entrever unos preciosos ojos verdes.
—Buenos días, ¿qué desea? –Sheila se quedó mirando al hombre más guapo que había visto nunca. Su planta era perfecta. Su cabello negrísimo lucía peinado hacia atrás, sus ojos negros chispeaban y su boca se mantenía cerrada en un rictus de lo más sexy.
—Eh, venía a hacer un encargo.
— ¿Usted dirá? –Sheila se puso nerviosa al sentirse observada y cogió el bloc de notas para disimular sus nervios—. Perdone, ¿qué mira? –Él sonrió ante el comentario.
—Tiene la cara cubierta de purpurina plateada. –Vio como el ángel abría mucho los ojos.
—Uf, ya vuelvo. –La joven salió apresurada hacia el baño. Al mirarse se quiso morir, por dios que ridículo había hecho. Tenía purpurina en las mejillas. Se habría tocado mientras hacia el arreglo. Se quitó las gafas y se frotó la cara con agua y jabón. Con mejor aspecto volvió a la tienda, ruborizada hasta la raíz del pelo. Él continuaba en el mismo sitio.
—Gracias por avisarme.
—De nada, la verdad es que te veías preciosa.  –Sheila casi se cae de la impresión que le dio.
—Estaba haciendo un arreglo y me manché –balbuceaba la explicación sin sentido. Él le volvió a sonreír.
—Quiero que me hagas el arreglo más bonito que has hecho hasta ahora –Sheila sonrió, tenía la idea perfecta en la cabeza para sorprender a ese hombre—. Y también quiero una cesta como esa.  –Sheila miró hacia donde señalaba y anotó los pedidos en un pequeño libro que le servía para ese menester.
—Me va a llevar algún tiempo.
—Con tenerlos antes de navidad, me conformo. ¿Podrás hacerlos?
—No lo dude, déjeme un teléfono para avisarle cuando los tenga.
Cuando se marchó de la tienda, Sheila se quedó como presa de un encantamiento a pesar de todo el trabajo que tenía. El tiempo pasó como en un suspiro.
Ambos habían pensado en el otro a todas horas. Héctor esperaba esa llamada como un niño que espera abrir los regalos del árbol. Y Sheila trabajaba sin parar para sorprenderle.
El día llegó para ambos. La sorpresa de la joven fue que a los diez minutos de llamarle, ya estaba en la puerta de la tienda.
—Buenos días, la cesta la tiene allí. La otra la tengo dentro, acompáñame.
El hombre sonrió y asintió. La primera, era un precioso regalo para su madre. La segunda una sorpresa.
La trastienda estaba abarrotada de cosas, era un verdadero caos, pero él creía que era como ella, sorprendente, chispeante y caótica.
El trabajo estaba sobre la gran mesa. Era una cesta en forma de árbol de navidad, estaba trenzado y en cada rama había regalos o dulces y todo ello envuelto en celofán dorado. Sonrió complacido.


—Es prefecta. Es para ti. –Sheila se tropezó en una silla y a punto estuvo de caer sino fuera por unos brazos que la sujetaron.
— ¿Cómo??
—Paso todos los días por aquí y siempre estás en la tienda tratando de alegrar a alguien con tu trabajo. Yo quería que tuvieras un regalo especial de Navidad.
—Yo…no…—Sheila se volvió para que no viera que las lágrimas despuntaban por sus ojos de la emoción.
— ¿Por qué te sorprendes?
—Nadie me ha regalado nunca algo tan bonito.
—Pues espero que este sea el primero de muchos, si me dejas, claro.
Sheila miró al hombre que con una sonrisa se había ganado su corazón. No pudo decir nada, pues unos labios se posaron sobre los suyos en un beso reverencial que fue el mejor regalo de navidad para ambos.


FIN

***

Espero que os haya gustado. Os deseo a tod@s unas felices y entrañables fiestas con vuestros seres queridos y que el próspero año empiece de la forma más feliz posible. Besos y un fuerte abrazo. Raquel Campos.


Compras navideñas. Gadget para lectores

La entrada de esta semana me toca a mí, y las verdad, no me ha costado nada decidir qué era lo que quería comentar, pues en estas fechas la mayor parte del tiempo mi mente está ocupada en una gratificante y a la vez terrorífica tarea: la compra de regalos navideños.
En mi familia, por suerte, tenemos todos una cosa en común: los libros. Desde el peque más peque de la casa, mi hijo de casi dos años, que disfruta aporreando sus libros de sonidos de animales, a mi hija con sus libros de princesas. Y el mayor de mis niños que ya lee casi de todo.
El problema surge con los mayores. ¿Qué regalar a padres, marido y hermanos, cuando ya se han pasado el año comprando cada libro que han visto? Ante esta pregunta, no tardé en visitar San Google para averiguar qué se le puede regalar a un lector, que no sean libros. Y descubrí un mundo maravilloso que se ha convertido en mi perdición, pues ahora lo quiero TODO.
Os muestro una selección de las cosas que me han parecido más curiosas.
¿Cuáles os pediríais vosotros  por navidad?
 
 
 Voy a empezar por las cosas pequeñas. Adorables detalles, útiles y graciosos artilugios que a mí me han sacado una sonrisa por su originalidad. Además son aptos para todos los públicos, pues igual sirven para niños como adultos. Aunque yo imagino a mis peques terminado por hacer tirachinas con esta graciosa gomita.
Las he visto en diversos colores. Y para mí lo mejor de este artilugio es que se acabó lo de releer la página completa cuando vuelves a la lectura por no saber en qué línea tuviste que abandonarla.

Fundas personalizadas para tu e-reader.
Este regalo además de parecerme una monada y muy útil para proteger de golpes y rozaduras el lector, a mí que no tengo mucha maña con los trabajos manuales, no me parece muy complicado hasta de hacerlo uno mismo.
La mayor parte de modelos que he visto están confeccionados en fieltro. Y este material se puede encontrar ahora en papelerías y hasta en los chinos. Los hay de todo tipo de colores y aquí lo importante es la imaginación. El de la imagen me ha encantado por ser de Harry Potter, pero se me ocurre uno para cada miembro de mi familia: Frankenstein,  una princesa Disney, un dinosaurio, motivos florales, coches... ¡La imaginación al poder!

Este pequeño gadget me ha dejado impresionada por su simpleza y utilidad. Así a bote pronto parece una chorrada. Pero, ¿cuántas veces os habéis vuelto locos buscando una postura para leer en la cama, incapaces de colocaros cómodos y sujetar el libro con ambas manos, al mismo tiempo?



Y esta es una variante muy practica de la lamparita de lectura. Yo había visto muchas de las que se sujetan al libro y no me convencían mucho. Llamadme pejiguera, pero a mí lo de marcar los libros con los ganchos, no me gusta nada.
Esta me ha parecido una solución muy buena aunque también plantea algunas incógnitas: ¿Y si no llevas gafas? ¿Y si tus gafas no son de montura volada como estas de la foto, se te clavará la linterna en la cara?
Será cuestión de probarlo.



Marcapáginas o puntos de lectura, como se llamen en tu zona. Yo soy coleccionista de estos artilugios de toda la vida. Mi madre me regaló el primer libro con su marcapáginas y, desde entonces, allá donde voy y veo uno no puedo evitar llevármelo a casa. Los tengo de todos los tamaños, diseños y colores. Algunos personalizados, otros de publicidad. Dedicados, en papel, plástico, tela...
No son ninguna novedad, de hecho debe ser el gadget de lector más antiguo de la historia, pero el de la foto me ha gustado por su originalidad. No tengo este modelo, pero pienso hacerme con él muy pronto.
Ahora empiezo con la sección de decoración. Estos no sirven para facilitar la lectura, pero son originales y creo que a todos los que nos gustan los libros, nos llaman la atención los objetos que tienen su forma.
Este taburete, al menos, yo me lo llevaba a casa. Creo que queda bien en cualquier sitio y además, como podéis apreciar en la foto, tiene una abertura para guardar libros dentro. Para mí que ya no sé dónde ponerlos, por la gran cantidad que tengo, me parece una solución magnífica.





Yo no sé a vosotros, pero a mí se me pasa el tiempo volando cuando estoy leyendo. Si me pilla sola en casa, se me puede olvidar hasta comer. Pero con este reloj con forma de libro, aunque te saltes la comida de igual manera, sabrás al menos la hora a la que lo hiciste.

 
 
 
 
 ¿Y qué me decís de esta lámpara?
Alumbrar no parece que alumbre mucho. Desde luego para leer no creo que sirva, pero es muy bonita. A mí me ha encantado y ya tengo en mente a un par de personas a las que les encantaría. La he apuntado en mi lista de regalos de navidad y estoy segura de que no fallo con la elección.





Con este me he reído un rato. Puede parecer el colmo de la vaguería. No hay expresión que se ajuste más a esta imagen que la "tirarse en el sillón a leer". Pero de verdad, aunque el invento llame la atención, no sé a qué lumbrera se le habrá ocurrido que puede ser práctico.
Un minuto para pensar.
¿Qué haces cada vez que quieras pasar de página? ¿Sacas el libro del atril, pasas la página y vuelves a colocarlo sin descoyuntarlo, en posición vertical?
No coment.

 
¡Me ha encantado esta bufanda! Aunque creo que del frío no debe proteger mucho, ya no solo por el diseño calado, sino porque está hecha de fieltro. Según he leído la forma se la dan con laser.
Es muy curiosa y original. Imagino que la habrá en varios colores, aunque yo solo la he visto en negro.
Me ha encantado y tengo que encontrarla, sea como sea. Ya se me ha metido en la cabeza, así que tengo que hacerme con una.
Ya os contaré si la consigo.
Y para terminar, mi favorito.
Tengo que reconocer que me da un poco de miedo lo de poner un libro ahí, tan cerca del agua. Quiero pensar que los que diseñaron este invento pensaron en hacerlo seguro. Si a mí se me cayese un libro al agua, me daría un ataque. Pero dando por sentado que el invento funciona, ¿creéis que hay un plan mejor?
A mí me encantan los baños, pero como soy de mente y culo inquieto, me aburro si tengo que estar más de dos minutos dentro del agua sin hacer nada. Y he aquí la solución. Lectura, una copa de vino y hasta un sandwiche si me pones. Música relajante, velas aromáticas... Yo saldría del agua cuando ya estuviese arrugada como una pasa. ¡Me encanta!
Y hasta aquí el recorrido por mis investigaciones sobre las compras navideñas para lectores. Espero que, como yo, hayáis encontrado algunas ideas para vuestros regalos.
Un besazo y espero vuestros comentarios.
Muacks!!!

"Noche de jazz" - Cuento corto

¡Hola a todos! Antes que nada, ¡espero que tengan una hermosa semana!

Les cuento que, esta vez, compartiré un romántico cuento.
¡Espero que les guste!


Noche de jazz

Estaba sentada en una de las mesas más cercanas al escenario. Sí, no era un teatro, lo sabía, pero amaba aquel oscuro y sensual bar en el que él cantaba todos los viernes deleitando sus jóvenes oídos. Iba sola y alguna que otra vez acompañada por una amiga que ya supiera su historia, pues todo el mundo que los conocía estaba a la expectativa de aquello que hacía años nunca sucedía. No obstante, nadie hablaba, nadie profería una sola palabra sobre aquel extraño magnetismo que, seguramente, solo ellos dos entendían.
—Buenas noches, ¿el jugo de siempre? —preguntó la mesera.
Micaela, que tenía la mirada perdida en el bajo que yacía sobre el escenario, dio un sobresalto al escuchar la voz de la mujer.
—Sí, sí. El jugo… —llegó a decir, pestañeando más de la cuenta.
La mesera sonrió.
—Quedate tranquila, ya están por salir —le dijo, dibujando una sonrisa en su rostro antes de volver a la barra.
Micaela suspiró, pero ya no sabía si por anhelo o por decepción. ¿Sería otra noche más en la que solo debería conformarse con vagar en los cristalinos ojos de Gustavo? Lo hubiera pensado un rato más, pero el sonido de sus pasos hizo que sus verdosos ojos apuntaran al hombre que hacía años la hacía suspirar en secreto…
Subió, se sentó y, antes de tomar su amado instrumento, hizo lo que todos los viernes no podía evitar hacer: mirar si ella estaba allí. No sabía por qué lo hacía, simplemente, necesitaba hacerlo y no había otras palabras que pudieran reemplazar aquel impulso. «Necesitaba» que ella siempre estuviera allí. Al instante, notó aquellos dulces ojos verdes enmarcados por una melena más oscura que las límpidas noches de verano. Su corazón latió al son del galope de un cimarrón. Quiso detenerlo, pero, otra vez, nada pudo hacer. Y en el fondo suplicaba porque aquella sensación nunca se esfumara, pues, sin dudas, era el impulso que lo llevaba a poder hacer su música: lo que más amaba. Sin embargo, cada vez que pensaba en aquello, algo oprimía su pecho. No podía decir bien qué era lo que causaba esa sensación, pero sí estaba seguro que cada vez que le daba vida a su bajo, sus ojos no podían evitar hundirse en los de Micaela… Sinceramente, no podían. Así, la música comenzó. Un tema, dos y, sin importar lo que tocara, las miradas de ambos se buscaban insaciablemente. Y así era siempre, cada noche de viernes. No obstante, su pecho volvió a sentir aquella opresión. Hizo una mueca, pues le supo a tristeza. Miró sus dedos sobre las cuerdas de su bajo y si bien le parecieron perfectas, sonrió, pues se dio cuenta que a aquel grave sonido le faltaba un melódico complemento. Y entonces, aquel dolor se manifestó. ¿Realmente era la música lo que más amaba? Al instante, y justo cuando terminaba el tema, sintió cómo su cuerpo se liberaba de un enorme peso y, ansioso, clavó sus marrones ojos en los de ella. ¿Por qué nunca lo había visto? ¿Por qué en tantos años que se conocían jamás había tenido la valentía de expresarle lo que sentía? ¿Por qué? Micaela sintió que su mirada decía y preguntaba a gritos algo que solo su corazón pudo traducir. Así, ambos sintieron que el bar se convertía en el escenario de sus únicos protagonistas: ellos dos. Y sin pensarlo dos veces, Gustavo, libre y embelesado, invitó a la banda a interpretar aquel tema que por años se había prohibido tocar; una canción que, en una noche de verano adolescente, tanto él como Micaela habían escrito en honor a su inolvidable infancia compartida. Los ojos de ella se llenaron de cristalinas lágrimas y los de él… Y los de él ya estaban llorando. Pero solo cuando la canción llegó a su fin, Gustavo bajó y se acercó a aquella mesa que siempre solo ella ocupaba. Dulcemente, le tomó la mano y, solo cuando ella lo permitió, la tomó de la cintura, acercándola a su rostro. Sí, la besaría. Sin embargo, sus finos labios se expresaron miedosos, aunque llenos de ansiedad.
—Es mi primer beso —le dijo con la voz temblorosa y un dejo de vergüenza.
Él sonrió enternecido.
—El mío también —expresó risueño.
Micaela arqueó las cejas y dibujó una sonrisa en su rostro por el comentario. Pero Gustavo lo había dicho en serio y, apoyando su frente en la de ella, hundiéndose en un mar de emociones, dejó que su voz volviera a salir antes de lograr su deseado cometido.
—También es mi primer beso… Mi primer beso dado por amor. —Sin más, posó sus labios en los de Micaela para sellar aquel sentimiento que había declarado sin tapujos ni temor.
Y pasarían los años, más de cincuenta con seguridad. Sin embargo, ni el tiempo lograría que, cada noche de viernes, ambos recordaran con entusiasmo aquella hermosa noche de jazz, pues, desde entonces y hasta el final de sus días, sus vidas no harían más que formar una única y bella melodía: la del amor.

Julianne May

QUIERES QUE TE DIGA QUIEN ERES?



Nuestra querida Dama esta malita, asi que vengo yo a sustituir su natural sabiduría por un estudio sociologico de las plumillas, que puedo extender a todo aquel que desee jugar con nosotras, conmigo. 

He pasado un cuestionario de 4 preguntas a mis compis, menos a Dama, que obviamente esta ocupada con esa cosa verde que le sale de la boca.

1ª pregunta.
¿Que historia te sugiere esta foto?


Para Raquel Campos le sugiere "Me sugiere una historia ambientada en los famosos carnavales de Venecia e histórica, y añade... 
-La máscara ocultaba su rostro por completo y la peluca de cabellos blancos, ocultaba los propios rojizos. Tan solo sus rasgados ojos verdes eran visibles, y esperaba que nadie la reconociera. No podía comprometer el buen nombre y la posición de su familia. El trabajo que le acometía esa noche, era suyo. Esa venganza que nacía de su corazón despechado y le pedía su propia vendetta. " 
Creo que todos coincidiremos en que queremos esa historia.

Para Claudia Cardozo la inspira una historia de Carnaval, de misterio y con un final trágico, muerte de por medio. 

Para Julianne Mala historia de una mujer que, por dolor y presionada por el contexto, debe ocultar su verdadera esencia tras la imagen que los demás quieren tener de ella. 

Para Arman Lourenço un secuestro y grandes problemas para encontrar al o la secuestrada antes de morir

Aunque debo decir que para Lorraine Coco la historia ya esta escrita, porque le recuerda a la novela de Josephine Lys “Un disfraz para una dama”.

Es evidente que todas quieren escribir esta historia a excepción de Lorraine que prefiere leerla, porque ella con su encadenados, no quiere escribir sobre máscaras, ni venecias. 

Esto es lo que sugiere a escritoras, pero y las lectoras, ¿que pensarían de un libro que tuviera esta portada?

2ª pregunta. Si fueras Macgiver y encontraras a tu paso un rio caudaloso, ¿que harías?

Aqui se demuestra que las plumas estan un poco para allá. Si tenemos en cuenta que el rio y el agua, significan en el inconsciente los problemas que se nos presentan y la forma que tenemos de resolverlos.

Para Lorraine, Se daria un baño porque asi se le aprietan las carnes, literalmente. A esta mujer le gusta vivir bajo presión. Las que la conocemos lo sabemos, y las que no, ya os lo digo yo.

Para Arman la solución es facil, si tiene ganas nada hasta alcanzar la otra orilla, o si no sigue caminando hasta que se acabe el rio.

Sin palabras.

Julianne, es evidente que es imaginativa, ella crearía una ballesta, con una flecha atada a una cuerda y la lanzaria al otro lado del rio, y despues haría cuerding hasta alcanzar la otra orilla. 

Claudia. Más trabajadora, que aemás se ha visto todos los episodios de macgiver se hace una balsa con los troncos de los árboles más cercanos. ¡OLE!, Raquel coincide con Claudia, o al revés.

Y tú querida lector o lectora, ¿Harías algo diferente?

3º Pregunta.

¿Que libro elegirías para hacer una película?

Yo me refería a uno de los suyos, pero me hacen tanto caso, como al tio de la lista.

RaquelEl escalón 33 de Luis Zueco
 
Arman, uno de aventuras medievales pero dice que no se le ocurre ninguno. ¿?

Julianne  una versión nueva, pero clásica (aunque con las formas de edición de ahora) de "Crimen y castigo".


Lorraine La Portadora ¡oleeeeeeeeeeeeeeeeee! una que me entendió.

Claudia, de La sombra del viento de Zafón

Y las seguidoras de este blogs y sus autoras, ¿cúal de nuestros libros llevarías a la gran pantalla?.


4º pregunta.

Que aniam elegirías entre una pantera, un caballo, un perro o un gato

El animal nos define, o al menos compartimos con él parte de sus cualidades principales. Esto es una clase de seudosicologia, que no debéis prestar demasiada atención porque es un juego.

Raquel.Caballo.

Ama la libertad, pero también puede vivir "domesticada"

Julianne. Perro, dudo entre perro y caballo.

Esta muy domesticada. Es lo que hay.

Claudia. Caballo. 

Lorraine Pantera. 
Es evidente que se ve elegante, pero es una depredadora, no en el sentido de devorar al enemigo, sino de atrapar entre sus garras todo aquello que desea. 

Arman, no tenía ganas de contestar esta pregunta..


Bueno esto además de un juego, es una entrevista multiple, donde si habéis puesto atención, cosa que sin duda confio en que habréis hecho, habréis conocido un poco más de algunas de las que formamos parte de este club, el único donde Goucho Marx querría estar. 

DEL ALMA EN LOS LIBROS Y OTRAS COSAS



A veces pienso en las cosas más extrañas, y estas mismas cosas me llevan a pensar en asuntos más raros aún. Por lo general no las comparto, pero ya que este blog en particular está directamente relacionado con los libros y es un tema del que tratamos mucho por estos lares, además de que tenemos la fortuna de contar con personas que pasan por aquí que son muy talentosas y aman la lectura y escritura tanto como yo, se me ocurrió que podría comentarlo.

Con frecuencia pienso acerca de todo lo relacionado con la escritura, este gran mundo "nuevo" en el que muchos estamos involucrados y cuántas cosas se leen al respecto, todas las discusiones y diferentes puntos de vista que abundan, y me puse a pensar en que, entre esa montaña de consejos y opiniones, con poca frecuencia leo algo respecto al libro en sí, y esto es no solo curioso, sino también un poco desconcertante. Es decir, si buscamos por la red o prestamos atención a los temas que se tratan con mayor frecuencia, sin duda encontraremos montones de artículos relacionados con estrategias de publicidad, plataformas de venta, cómo hacer las portadas más bonitas y atrayentes e, incluso, y algo que encuentro siempre un poco chocante, pero que se ve mucho, y estoy consciente de que esta es una opinión muy impopular, ese afán por vendernos al protagonista de las novelas románticas como el epítome del hombre perfecto. Y ojo que a mí me encanta la idea de fantasear con el personaje de un libro; estoy perdidamente enamorada de Mr. Darcy, aunque confieso que si por escoger fuera me quedaría sin dudarlo con un devoto Coronel Brandon, además de que, cuando escribo, me gusta poner un rostro a mis personajes y resulta emocionante que una lectora me haga saber cuánto le ha gustado aquel en el que puse tantas horas de esfuerzo y a quien considero ya parte de mí. Y sin embargo, esa práctica cada vez más difundida de presentarnos al personaje masculino como un ser perfecto, en particular por fuera, con el objetivo de revolotearnos las hormonas a las mujeres, quienes como se sabe somos las mayores consumidoras de novela romántica, pues la verdad no me termina de convencer. Soy una mujer heterosexual en la flor de la treintena, desde luego que encuentro atractivo a un hombre de físico infartante; pero llega un momento en que te saturas con todas esas imágenes y empiezas a preguntarte qué pasa con la protagonista, por ejemplo, de la que a veces se dice poco o nada, o ya que estamos, qué ocurre con la trama, de la que se dice aún menos…



Pero divago con los hombres perfectos, es que ese es un tema que da para mucho y se merece una entrada propia, así que lo dejo ahí y vuelvo al punto de los libros en sí. Decía que además de la ortografía, gramática, la portada y esas cosas, y no digo que no sean importantes, que Dios sabe son primordiales, no puedo evitar preguntarme si no hemos perdido un poco la brújula respecto a lo que en verdad importa en una obra, y es que esta llegue al lector de un modo especial, que le inspire sentimientos, sean buenos o malos, que le remueva algo en el pecho. La historia en sí, ese todo que te provoca amor, odio, o indiferencia.

Y entonces recordé algo que siempre me ha rondado, la idea de si un libro puede tener "alma". Mi respuesta es del todo afirmativa, aunque sé que puede ser un poco raro porque algunos verán a un libro como un objeto inanimado que puede contener historias muy buenas, pero que no deja de ser eso, una "cosa". Pero para mí va mucho más allá, es como un vehículo mediante el cual un autor puede volcar sus emociones y hacer que lleguen a quien tenga la dicha de leerlo.

He leído muy poco en mi vida para lo que desearía y sé que aunque viva mil años nunca podré leer todas las obras que tengo en mi infinita "lista de pendientes", pero me he topado ya con toda clase de libros y, con el tiempo y la experiencia he aprendido a percibir lo que un libro en verdad quiere decir, y lo que simplemente no puede.

Nada me emociona más que un libro "con alma", y llamo así a aquellos que me inspiran emociones. Libros que me hacen reír, llorar, quizá incluso que me enfurecen, que ha pasado, pero todo ello es positivo, porque siento que en verdad "ese libro" ha podido hacerme llegar lo que el autor con tanto cariño deseó transmitir. Entonces, al terminarlos, siento una gran pena porque sé que esa historia ha terminado, pero al mismo tiempo me veo inundada de un profundo cariño porque esa historia ha pasado a formar parte de la persona que soy y allí se quedará por siempre.



Y luego están los pobres libros "sin alma", como les digo, que pueden ser perfectos en muchos detalles, excepto en lo que se refiere a inspirarme algo, lo que sea. Son esos libros que te hacen esbozar la misma sonrisa que le dedicas a un completo extraño en el elevador tan solo como un acto de cortesía, o que te provocan fruncir el ceño como reprimenda a alguien que pasó por tu lado y no pidió permiso. Todas reacciones mecánicas y faltas de corazón. Cuando tengo la mala fortuna de encontrarme con un libro como estos, me siento un poco como Marianne Dashwood, una de las protagonistas de Sentido y sensibilidad, de Jane Austen, que no comprende dónde está el corazón de su hermana Elinor, porque no puede "ver" sus emociones, y al cerrar el libro lo contemplo como un bello cascarón vacío, y pasa sin demora a ocupar un lugar en mi estantería, uno casi olvidado.

Me pregunto, a veces, si el problema no estará en el lector, pero no estoy del todo convencida porque una cosa es que el libro no te guste por una serie de motivos, y otra que simplemente no te inspire ni siquiera eso, desagrado, que al fin y al cabo es una emoción. ¿Qué dicen ustedes? ¿Alguna vez han pensado en un tema como este? ¿Se han hecho estas raras preguntas? ¿Creen en el alma de los libros?

Sobre autores/as que están en la cumbre y sobre los que no llegamos al primer escalón

Muy buenas mis amigos y amigas lectores/as.



Hoy me presento con una entrada algo calentita, y es que en el mundo en el que últimamente me rodeo, veo cosas que o bien, se escapan a mi entendimiento, o me ponen de los nervios.

La mayoría me conocéis, soy una persona tranquila y evito a toda costa cualquier tipo de enfrentamientos, pero no soporto a las personas que van de sobradas por la vida.

Me explico.

Bien es cierto, que no todas las escritoras tenemos buena calidad literaria, no todas escribimos grandes historias, no todas somos cultas y con cuatro carreras universitarias, pero no por ello debemos ser menos.

Voy por la vida, tan tranquila, sin meterme con nadie y entro en Facebook, para una autora que auto-publica, las redes sociales son el mejor modo de poder dar a conocer nuestro trabajo, y procuro frecuentrarlas siempre que tengo algo de tiempo libre.

Me gusta ver y comentar los estados de mis compis.

Hay algunas que sinceramente, se las ve el plumero.

Una autora, publica en su muro, alguna novedad, contenta de compartirla con el resto del mundo, y siempre hay quién en los comentarios deja pullitas publicitarias en plan, "anda, pues vamos a ser compis de editorial", "pues mira, no me acostumbro a estar en el number one", "no suelo mirar el ranking, pero me hace gracia ver que mi novela está junto a la tuya", "pues yo no promociono mis novelas y me salen contratos editoriales como roscos"...
En fin.
Mi mente, que a menudo me da la impresión de que está algo perturbada, piensa (sí, lo sé, es algo extraño, pero de vez en cuando no puedo evitarlo y mi neurona se enfunda el chándal y se pone a hacer ejercicio como una loca), ¿tan necesitada/o estás de atención que andas por ahí dejando clara tu posición en el gremio?

Y luego, por curiosidad, me fijo en su muro, para comprobar si es que la persona en cuestión tenia un día de promo o es así y me encuentro con que es todavía peor.

O aquellas, que en su inmensa sabiduría, modifican un articulo ya escrito por otros y lo dan como propio.Y no se te ocurra comentar lo obvio..



Yo creo en la humildad.

No digo que escribo mejor que nadie, ni lo pretendo. Me basta con saber que me esfuerzo al máximo y procuro hacer bien mi trabajo. No voy pregonando mis victorias, como tampoco mis derrotas, son algo fundamental de la vida. De las victorias, nos queda disfrutar, de las derrotas, aprender. Todo nos viene bien.

Cada autor o autora, tiene su público, siempre hay una novela para una lectora. El criterio, a la hora de escribir, tanto como a la de leer, es  personal.
Lo que a una le ha parecido la mejor novela del siglo, para otra ha sido una porquería. Todo es respetable.

No diré que no me lleno de orgullo cuando una lectora me manda un mensaje y me dice que le encantó mi historia, mi forma de escribir o mis personajes, pero normalmente me lo guardo para mí y lo disfruto en privado.

En esta vida, si algo he aprendido, es que todo es efímero, tanto la fama, como el éxito, como estar hundido en el pozo más profundo y oscuro. Todo, todo, acaba pasándose.
Los que fueron grandes, por unos días, unas horas, unos segundos, acabaron relegados al olvido. Y después, ¿Qué te queda? ¿Seguir rumiando, viviendo de aquél recuerdo?

No, querida. Prefiero seguir en mi línea, pasar desapercibida, ser leída por mi trabajo, por el boca a boca, no por mi "gran autoestima", no por mi "soberbia" o mi capacidad de entender que en el mundo no hay nadie mejor que yo, porque os contaré un secreto, siempre hay alguien mejor, en cualquier parte, en cualquier género, en cualquier trabajo. Por mucho que te esfuerces, puedes llegar a ser buena, reconocida, con cierto prestigio, pero siempre habrá alguien mejor...

No entiendo, y quizá es debido a mi personalidad, a esas personas que se creen lo más de lo más. ¿Eres buena? ¿Vendes millones? Me alegro, lo juro. Pero ten por seguro, que si yo llego a vender millones, no te enterarás por mi persona.

Luego están, las que se piensan que hay clases, los de la época medieval, pero traídas a pleno siglo XXI y, hablo siempre de escritores/as, que es el mundillo en el que me muevo. Los/as que miran por encima del hombro a los que consideran inferiores por ir por libre, o por no publicar con un "gran sello" editorial. Somos como la peste, una plaga difícil de erradicar y que hace mucho daño.

Pues hoy me siento generosa, ahí va otro secreto.

Hay muchas autoras que simplemente no sienten la necesidad de firmar un contrato para seguir escribiendo y publicando, que son muy felices con su estado actual, que disfrutan de la libertad sobres sus obras, sus portadas, sus presentaciones, etc...

Si de algo estoy segura, es de que un sello no te hace mejor escritor/a.

Antes de pensar siquiera en escribir, he leído, muchísimo. Todos los géneros disponibles y a todo autor/a que caía en mis manos. 
He sido una asidua a la biblioteca porque mi falta de recursos no me permitía comprar todas las novelas que podía leer. Han caído entre mis manos tanto joyas literarias, que después de años no puedo olvidar, como novelas tan malas que me costaba un enorme esfuerzo poder terminar, muchos de ellos, autores consagrados, reconocidos, incluso Premios Planeta. Sí, novelas que según iba leyendo mi mente retorcida pensaba, ¿cómo es posible que hayan publicado esto? Pero lo hicieron, "grandes sellos editoriales", concediendo prestigio y beneficios a quién a mi entender, poco merecían. Y desde que me he aficionado al Kindle han caído en mis manos novelas, de autoras noveles, o independientes, o amazonitas, que han conseguido que se me pusiera el bello de punta y mi corazón saltara emocionado en mi pecho, ansioso y contento de poder leer historias tan bien escritas y tan maravillosas.



Lo que quiero decir, después de todo este rollazo, es que la editorial no hace al autor, es el lector el que tiene el poder de subirte a lo más alto o dejarte caer, y es por ellos, y pensando en ellos, que debemos tratar nuestro trabajo con humildad, pues el lector tiene la última palabra sobre nuestro trabajo. El que yo diga que mi novela es original, divertida, marvillosa, con personajes fantásticos,  no la convierte en tal, lo sería si esos adjetivos salen de la boquita de una persona que se ha sentado y ha tenido la molestia de leer mi novela.

Tengo la suerte de estar rodeada de GRANDES AUTORAS, pero muy grandes, con una calidad narrativa que ya la quisieran muchos, que trabajan horas y horas, que luchan, que se esfuerzan, que sacrifican el tiempo que pueden descansar o estar junto a sus familias, para mejorar, para aprender, para trabajar y van por la vida como una más, y cuando les dices lo buenas que son, agachan la mirada y se sonrojan.

Humildad, queridas mías, una palabra olvidada y para muchos vacía, pero que dice mucho de aquellos que la practican.


Por supuesto, esto nada tiene que ver con las que intentamos darnos a conocer por medio de la promoción en el mundo de las redes sociales, promoción no es igual a subidón de egocentrismo, no equivoquemos términos y no me malinterpretéis.

Me despido por hoy, que nadie se de por aludido, que como se ha podido comprobar no hay nombres ni referencias personales, y si te duele, quizá deberías pensar que en esta vida, nadie es más que nadie, por muy buena que seas en lo que haces, o por mucho que destaques. Los dones no nos hacen superiores, nos convierten en seres especiales, y son esos dones los que nos definen, los que nos dan la oportunidad de que los demás nos conozcan y la superación, el esfuerzo, el trabajo, son virtudes.

Y con esto, no quiero dar clases de moralidad, ni nada parecido, no soy nadie para hacerlo, ni creo que deba, solo expongo mi opinión, que como siempre digo, puede coincidir o no, con la tuya, pero que es igual de respetable.





LA MÚSICA Y LAS LETRAS



La música es un arte antiquísima. Algo que siempre ha movido al ser humano y le ha motivado en muchas facetas de su vida diaria.  El hombre primitivo encontraba música en la naturaleza y en su propia voz. También aprendió a valerse de rudimentarios objetos (huesos, cañas, troncos, conchas...) para producir sonidos. Las primeras civilizaciones ya tenían un gran concepto de la música y utilizaban varios instrumentos. 



La música ha cambiado mucho y ha acompañado al ser humano en su camino hacia el progreso.
Sabemos cómo es de importante la música en la vida de las personas, como influye a los cambios de ánimo y a todo. También es muy influyente para los escritores. Es un arte que nos inspira, y que,  acompañado de  nuestro nivel emocional nos influye de una forma u otra en lo que estamos haciendo.



Hoy me gustaría abrir un debate o más bien lanzar una pregunta.
¿Escribís acompañándoos con música o preferís crear una banda sonora que os inspire y escribir en silencio?



Personalmente escojo la segunda. Me encanta la música, me conmueve y me inspira por igual, pero a la hora de escribir me gusta regocijarme en el silencio para que todo fluya mejor. Tengo una amplia banda sonora de diferentes estilos que me gusta mucho y que no me canso de escuchar nunca. Esas canciones a veces me han inspirado y me han ayudado con alguna idea que quería florecer. Soy muy exquisita en lo que a gustos musicales se refiere. Lo mismo me gusta una canción de Gun,s Roses que una balada de The platers.

Os dejo unos vídeos que eh encontrado en you tube con música muy bonita para relajarte y buscar inspiración:


Espero vuestras opiniones. Raquel Campos.

L@s Lector@s

Hay tanto tipos de lector@s como de libros, pero voy a reducirlas a cuatro grupos.
Primer grupo, las que más me molan, las que leen de todo.



Son esas personas, de todos los generos, aunque aquí aparezca una mujer con sombrero y fumando en un sitio cerrado, (las antitabaco que no se me ericen). Para ellas un libro es una compañia, a veces mucho más interesante que una persona. Porque reconozcamos que los seres humanos somos un poco coñazo la mayor parte del tiempo.
Les gustan todo tipo de libros, porque en todos ellos encuentran algo.

El segundo grupo esta formado por lector@s exigentes. Sólo leen aquello que es considerado literatura con letras mayúsculas, todo lo demás es para ellas trabajo de redacción de colegio, huyen de los bestseller porque si venden mucho, quiere decir que el libro le gusta a alguna persona idiota, y claro, ellas no leen lo que leen los idiotas. 



Por supuesto, si en la portada del libro se encuentra el nombre de Borges, Kundera o algún autor parecido lo leen y sacan las conclusiones que sacan el editor en el prólogo de la obra, porque son intelectuales, y se permiten discrepar con estos "genios" solo en la apariencia. Les gusta el sectarismo de pertenecer a una casta donde el azul electrico de Klein es una obra maestra no comparable con Sorolla, un español que pintaba gitanos. 

Este grupo no me mola nada. 

El tercer grupo, personas que sólo leen betseller y lo que otras personas les recomiendan.  Este grupo también me mola. 


Personas que nunca han cogido un libro, lo cogen para leer la vida o milagros de las personas que conocen a través de los medios, que ven que leer puede ser entretenido y que si les damos tiempo acabaran siendo  los lectores del primer grupo.


Por último el cuarto grupo, más conocido como TROLLS, no estoy segura de que sean lectores de verdad, aunque la mayoría sigue y persigue como grupies a autoras de exito, generalmente su unica interacción con los libros y las autoras que no son del sequito de la Gran Madre, es trollear.



Se les reconoce facilmente por el mal olor que desprenden en todas sus palabras, no valoran el trabajo de los demás, se limitan a conspirar como autenticos 007 contra cualquier autor que despunte en esto de escribir. 

Este grupo aunque es divertido por lo patético, no me molan nada. Los podréis distinguir facilmente, cuando alguien anuncia su libro, enseguida se abren los privados, los grupos de wasap, los blogs y la puertas del infierno, para verter mierda sobre el escritor en cuestión, seguidamente encontrareis una buena critica de su autor o autora fetiche, donde hasta la mierda con más moscas de esta Gran Madre es mejor que una buena novela donde pasan cosas. 

Porque en las novelas tienen que pasar cosas. Pero claro a lo mejor yo estoy equivocada, ya me conocéis, siempre sin criterio, si no que se lo pregunte a mi alter ego.




Mi consejo a las lectoras, leer comprando que es como mejor se lee.