Gotas de Tinta 3º Parte por Dama N. Prayton


Según la Real Academia Española (RAE)

La Palabra miedo tiene dos significados:

(Del lat. metus).

1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.



2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.



Gotas de Tinta 3º Parte."Empiezo a tener Miedo".

He llegado de nuevo a ti de puro milagro. 

¿Es posible morir aquí dentro, es posible que desaparezca sin dejar rastro? No quiero ni imaginármelo, mi mente racional opina que es imposible. Pero desde que estoy aquí, desde que he visto y vivido las cosas más alocadas, increíbles e incomprensibles creo que todo es posible, y que sí, he estado a punto de morir y no quiero, quiero seguir viva y salir de aquí, volver a mi vida anterior, una vida tranquila y predecible, una vida normal y corriente.

Ese maldito sábado, esas cosas que me sucedieron tienen la culpa de todo esto. Bueno vale quizás yo tenga algo de culpa...

Después de lo del tren pasaron cosas que pensé que los Donettes que me había comido estaban caducados o que el moco verde pringoso, donde me había rebozado, contenía alucinógenos.

¿Puede ser el miedo racional? Pues no lo sé, creo que voy a ir cambiando a mi antojo todo lo que pone en el diccionario de la RAE, si buscas un volumen encontrarás ya varios cambios, porque no creo que conozcan mucho el significado de lo que escriben.
Quien convive con las palabras puede entenderlas mejor y dar una mejor definición de su significado real.

Ese sábado supe lo que era el miedo.

Dos horas después, mientras quitaba el polvo de unos tomos antiguos, todavía no podía dar crédito a lo que me había pasado, había analizado cada uno de los detalles, había vuelto a la habitación donde estaban las enciclopedias, pero no había conseguido averiguar nada, ni darle ninguna lógica a lo que había visto.

De pronto me di cuenta de que fuera había comenzado a llover, la lluvia caía con fuerza sobre los cristales de las ventanas, produciendo un sonido que normalmente podría haberme resultado tranquilizador, pero esta vez no, ese sonido hizo que la biblioteca tomara un cariz más misterioso, más irreal.

Un rayo cayó muy cerca de donde estaba yo, sí lees bien, no me interrumpas porque si no no acabaré nunca mi historia y no tengo todo el día. El rayo retumbó por toda la biblioteca y me cayó muy cerca, pegué un saltó, que ni los mejores saltadores de pértiga hubieran logrado hacer, me caí golpeándome el trasero contra la esquina de una mesa, me quedé muy quita, no daba crédito a lo que acababa de pasar. 

Me levanté con las piernas tambaleantes, cuando otro rayo volvió a caer dentro del edificio, solo que esta vez cayó más lejos y pude contemplarlo todo. 
Una luz cegadora, amenazante salió desde una de las pinturas del techo y produjo el típico sonido que precede al rayo, después vi como esa fuerza electrizante pasaba a gran velocidad hasta estrellarse en uno de los libros que estaban esparcidos por el suelo, esos que minutos antes había estado limpiando.

Me quedé quieta como una estatua, atenta a cualquier nuevo indicio, pero después de varios minutos, quizá media hora, no me puse a cronometrar los rayos que quieres que te diga, me acerqué muy lentamente sin quitarle la vista al techo por si acaso caía otro y me electrocutaba viva.

Puede que te lo tomes a risa, que resulte una situación cómica y graciosa, pero no le deseo a nadie que pase el miedo que yo pasé.

Siempre me han dado miedo las tormentas, con el ruido de los truenos me asusto, pero son los relámpagos y los rayos los que me causan mayor terror. Llámalo un miedo irracional, pero no deja de ser algo que me asusta y que impide que mi corazón reduzca su latido frenético. 

Ahora imagínate una persona como yo, con pánico a esas cosas, y que de pronto me caiga uno a menos de medio metro de donde yo estaba tan tranquila, y después compruebes que ha caído del interior no del exterior, todas las ventanas estaban cerradas, tampoco había ningún catalizador, así que ya me dirás tú cómo narices se enfrenta una a una situación como esa.

Pues como dicen en el pueblo de mi abuelo "cogiendo al toro por los cuernos", en estos días me he acordado mucho de él y de esa dichosa frase.

Me acerqué cautelosa al libro que se supone debería estar calcinado, pues no, no fue así, estaba intacto. Lo cogí siempre comprobando el estado del fresco del techo y que ninguna lucecita volviera a emerger de su pintura. Como no ocurría nada, me puse a palpar el libro, su estado era normal, su cubierta estaba intacta. 
Acerqué la nariz para olerlo, pero nada, olía a libro viejo mohoso, así que todo normal. 

Leí el título, y puse los ojos en blanco, que poca imaginación la del escritor, o cuanta imaginación la mía. 
Su título era: "La Gran Tormenta". 
Lo dejé en la el montón de libros donde correspondía y comencé a estornudar, cogí un Klinex del bolsillo de mi pantalón y me limpié la nariz, noté algo extraño al limpiarme, miré el pañuelo y vi unas gotitas de tinta azul parecidas a las del libro de máquinas de tren. 
Me quedé unos minutos en blanco, pero no pude pararme a pensar mucho porque un ruido captó mi atención, volví a mirar al techo pero no se intuía nada sospechoso. 

Seguí el ruido, pasé estantería tras estantería, el sonido se asemejaba a algún metal entrechocando contra otro metal, pero no podía ser.
Aunque a esas alturas el miedo se me había metido por mis venas hasta corretear a sus anchas por mis venas.
Cuando giré en la siguiente estantería, me quedé de piedra, ante mí había dos tipos vestidos de una manera bastante ridícula, me habría reído sino hubiera sido por sus caras series y las miradas de odio que destilaban sus ojos. Obviamente el ruido que había escuchado se debía al entrechocar sus espadas. 

Mira ya en ese punto, pensé en alejarme de allí coger mis cosas y largarme de la biblioteca. Y lo habría hecho si las piernas me hubieran obedecido y se hubiesen movido. Pero no fue así, allí me quedé contemplando la lucha con la boca abierta, y el miedo ya instaurado en mi ser. Uno de los tipos le dio una estocada al otro el el brazo y un chorro emanó de él, no pude seguir mirando y giré la cara. Momento en el que mi estómago dijo hasta aquí y por mi boca salió lo poco que había entrado unas cuantas horas antes. Puse el suelo... mejor que no te lo imagines, fue muy desagradable.
El caso es que estaba tan asqueada, que me doble sobre mi misma. En ese momento, hoy un: "-Muere cobarde". y después silencio.
Levanté la vista y allí no había nada ni nadie, parpadeé varias veces, y me incorporé como pude aguantándome en la estantería más cercana.
Esquivé mi vómito, y aprovechando que mis piernas se movían, fui hacía donde dos segundos antes estaban esos dos tipos en una lucha encarnizada.
Como me suele pasar estuve a punto de resbalar, creo que ya le iba cogiendo el tranquillo y por eso no terminé en el suelo. No hice mucho caso de lo que había en el suelo, y me puse a buscar entre los libros, hasta que encontré uno que emitía una leve luz que se iba extinguiendo.  
Lo cogí, abrí sus páginas y las ojee rápidamente, entonce pude ver unas gotitas de tinta que se infiltraban en el libro, y leí el fragmento el cuál las estaba absorbiendo. No me lo podía creer, ahí estaba relatado la escena que acabada de ver yo con mis propios ojos.

Algo estaba pasando en aquella biblioteca, algo misterioso y aterrador, y necesitaba salir de allí más veloz que el correcaminos. 

El libro y el autor era uno de esos clásicos de los muchos hemos oído hablar, pero que no nos hemos leído nunca, más bien en mí caso había visto los dibujos o alguna adaptación cinematográfica de "Los tres mosqueteros".

Coloqué el libro y me iba de allí rápidamente, cuando "Catapum",volví a caer al suelo, ahora aparte de estar manchaba de aquella cosa pringosa verde, mi cuerpo seguro que se había manchado de la sangre derramada por aquel tipo. Pero cuando me puse en pie, cerré los ojos angustiada, y los volví abrir, con cierta aprensión me miré.
Me quedé durante un segundo o dos en blanco, después la sorpresa y el terror me inundaron y me nublaron completamente la mente. No era sangre lo que me cubría sino un montón de gotas de tinta azul que se esparcían por mis vaqueros y mi camiseta convirtiéndolos en un collage, porque entre lo verde, otras manchas que ya os imagináis y lo azul, eso es lo que yo parecía un cuadro de Picaso. 
Aquello fue demasiado, mi ración de irrealidad, de imaginación, de alucinación o como quieras de nominarlo había llegado a su fin, tenía que salir de allí... a la de ya.

Fui corriendo a por mis cosas, en esos momentos odiaba cada palmo de esa dichosa Biblioteca, se me estaba haciendo eterno el camino de regreso a donde había dejado tirada mi mochila, cuando llegué, lo recogí todo en un tiempo récord, y corrí hacía la salida, bueno el caso es que esa era mi intención, pero una especie de rugido me detuvo en seco. 
Mis ojos casi se salen de sus órbitas, creo que mi corazón se detuvo, mi mete se colapsó.

Ante mí apareció un monstruo horripilante, era enooorme, y terrorífico, tenía un cuerpo marrón lleno de púas, una boca plagada de colmillos, de donde le caía una baba verdosa... no quise pensar en aquella baba, sus ojos eran negros como el carbón, estaban injertados en sangre; su nariz, con dos orificios como dos túneles de metro, olisqueaban el aire frenéticamente.
Creo que hasta ese momento no supe lo que era el verdadero miedo, el terror me bajo por la espina dorsal haciendo que saliera de mi letargo y que mi mente se volviese a reactivar. Así que antes de que sus ojos se fijasen o que su olfato me detectara me fui alejando de mi única salida, de mi única vía de escape, ya que el monstruo no podía haber escogido otro lugar en el que plantarse, aquel era el único camino que me podía llevar a la salida de la biblioteca.

Aunque fui sigilosa al principio, y dado mi mala suerte durante ese día, me choqué contra un carrito donde había varios libros por colocar, hice bastante ruido y oí las fuerte pisadas del monstruo que se dirigían hacía mí.
No tuve más remedio que correr.

Creo que aquello fue lo peor que pude a ver hecho, creo que todo se empezó a complicar más si cabe. 
Pero oye nadie es perfecto, nadie sabe como actuar cuando un monstruo de más de tres metros te persigue, que iba ha hacer, pararme y esperar a ver que quería, eso si que no, lo más lógico fue hacer lo que hice. 
Bueno lo más lógico en aquel momento, ahora puede que hubiese reaccionado de otra manera, pero ya no puedo volver atrás, y no creas que no lo he intentado, pero no he podido...



© Dama N. Prayton          

10 comentarios:

  1. Maravilloso, sin palabras... bueno las de la Rae

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  2. Como siempre maravilloso relato, me tienes en ascuas y mi corazón se me va a salir del pecho de tanta tensión. Pero hija!! Es que te pasan unas cosas más raras... y no hablemos de encontrarte con un monstruo terrorífico de más de tres metros, a mi me daría algo...
    Espero que en el próximo puedas tener un poco más de calma y tranquilidad, que si no al final te vas a quedar deschavetada total.
    Besazos guapetona

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  3. Genial, fantástico!!!! El relato crece por momentos y nos dejas intrigadas por saber qué pasará con ese horrible monstruo y las cosas tan extrañas que suceden en esa biblioteca.

    Besos plumilla!!!

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  4. No debe ser nada divertido encontrarse con semejante monstruo y un día de tormenta! Ya veremos qué pasa y cómo sigue... Buen fin de semana, te dejo mi huellita, sé la ilusión que da cuando las vemos en el blog. Un beso.✿ܓ ƸӜƷ ¸•*`*•.✿

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  5. Si ya te lo dije, no hay nada como una biblioteca y altas dosis de imaginación para que pasen todas esas cosas alucinantes, me encanta que los personajes cobren vida, por cierto, ¿qué son esas gotas de tinta? ¿Vienen de los libros? Me tienes muy intrigada :)
    Besotes

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  6. ¡Qué bonito sería encontrar una bibliotecas así! (e incluyo las malas experiencias también)
    Desde luego, creo que esta historia, a parte de estar llena de terror (al menos lo que ha ocurrido en este capítulo), es una manera preciosa de unir puntos que recuerdan a viejas historias que seguramente muchos hayamos leído.

    Desde luego, sigue adelante, que creo que muchos estamos esperando la continuación.

    Un saludo y continua así ^.^

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  7. Mira cuándo vuelvo y con lo que me encuentro, Laidy, qué interesante está todo y me uno al clamor general, que no hay lugar como una biblioteca para que la magia se haga presente, ahora me muero de curiosidad...

    Mil besos.

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  8. genial no solo despierta miedo sino al imaginación felicitaciones Laidy!!besitos!

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  9. Siempre te he dicho que tienes una imaginación monstruosa y nunca mejor dicho. Estoy esperando el siguiente capítulo.

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  10. Me quedé con ganas de más.... increíble!!!!

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