¡Hola a todos! Antes que nada, ¡me alegra volver a escribir
para todos ustedes! Y ahora sí… ¿En dónde nos habíamos quedado? ¡Oh, cierto! En
la creatividad.

Como había comentado en una entrada, para escribir una buena
novela (como así también para cualquier producción artística) es necesario un
factor clave:
la creatividad. Pero también nos cuestionamos cómo hacer para
que ésta despierte, pues no siempre está dispuesta a aflorar como si nada.
Bueno, es cierto que existen innumerables formas de lograr tal cometido, pero
una forma sencilla, divertida y que evita en sobremanera ciertos momentos de
frustración es el uso de la técnica llamada
tormenta de ideas. Pero
antes de decir algo sobre esta herramienta, haré unas sencillas y cortas
aclaraciones. Por empezar jamás (menos tratándose de la bellísima, libre y amorfa creatividad) uso de forma fiel y fría ninguna técnica, pues sería
contradictorio a la hora de hablar de “crear”. Segundo, esta técnica suele ser
usada en el ámbito empresarial y para resolver problemas de las organizaciones
de forma grupal, algo que no se está planteando aquí. Y tercero, no tomaré de
forma indiscutible y exacta los pasos de esta técnica, simplemente usaré
algunos de sus elementos claves que son útiles para despertar la creatividad o,
al menos, para despejar la tensión que evita que el rasgo creativo surja.
Pasos a seguir
Pues bien, tormenta de ideas… Como he dicho,
muchos escritores suelen sentirse “bloqueados” a la hora de crear una novela o
de continuarla. Y el sentirse así genera la presión “debo escribir / debo crear
y continuar” que no hace más que arruinar o disminuir el brillo que estaba teniendo
nuestra historia. Entonces es este el momento en que resulta ideal aplicar la tormenta
de ideas. (Recuerda que puedes hacerlo con otros, pero la idea es que al ser “tu propia novela” la hagas solo
tú). La idea principal es hacerse una pregunta y dar no más de diez respuestas (escríbelas
en un papel y no deseches ninguna, todas son buena ideas al inicio). Y recuerda
siempre empezar por lo más general hasta llegar a los detalles. Por ejemplo, la
gran pregunta “¿qué escribo?” puede tener, entre las diez respuestas, “1)
historia de amor; 2) historia de acción; 3) historia de suspenso, etc”. De esas diez respuestas conviene elegir tres,
de las que, luego, podrás elegir una o fusionar dos de ellas, por ejemplo:
Elijo “historia de amor con tintes de suspenso” (fusión de 1 con 3). Después de esta pregunta general, conviene cuestionarse
sobre el contexto socio-histórico: “¿en dónde y cuándo transcurre la historia?”
y nuevamente eliges diez opciones de las que elegirás tres y de esas solo una (o fusión de dos). Y así puedes continuar hasta preguntarte “¿qué
tipo de personalidad tendrá el protagonista?”, “¿qué pasará con ´x´ personaje?” “¿qué
tipo de final tendrá la historia?” y mucho más también.
Y claro, a simple vista pareciera una técnica bastante
mecánica, pero al llevarla a cabo verás que no requiere mucho tiempo, te distenderá y te hará soltar ideas que nunca imaginaste tener. ¡Hasta
reirás! (recuerda que lo esencial es no juzgar ninguna idea por absurda que
suene). Inclusive, puede ocurrir que respuestas que ya tenías elegidas decidas cambiarlas
a causa de otras elecciones hechas en otras preguntas.
Como sea, lo importante
es que pasarás un buen momento que te relajará, te hará reír y si no te proporciona
el ideal de novela que quieres escribir, al menos eliminará el famoso “bloqueo
del escritor”.
¡Aquí les dejo otras técnicas que suelen usarse!
¡Espero que le sirva!
Julianne May
Fuente de imágenes: "Lluvia de ideas" en http://compartimosunbrunch.com/
"Ideas" en trabajados.com