LA DEUDA
-No comprendo… -atinó a
contestar Thomas.
-Pues claro que no
comprendes, no eres capaz de comprender, ni tú ni tus amigos, la locura que
cometisteis al levantaros contra nuestra raza. Ahora estáis a punto de
averiguar cuáles son las consecuencias reales de tal locura. Hace veinte años,
durante “Los días oscuros”, nosotros, las criaturas de la noche, simplemente
nos defendimos, no deseábamos muertes innecesarias ni bajas en nuestras filas
ni en las vuestras, pero debíais aprender la lección, somos más fuertes, más
inteligentes, más rápidos, más poderosos y carecemos de sentimientos humanos,
eso nos convierte en seres crueles. Pero aún así somos justos, nunca herimos
humanos ni asesinamos y a aquellos que lo hacen, los juzgamos y condenamos.
Pero eso no era suficiente para vosotros… Durante aquella guerra se perdieron
muchas vidas, entre ellas el hijo de Baldur, uno de los peores vampiros que yo
he conocido. Él juró venganza ante la noticia de la muerte de su hijo, y justo
ahora, mientras vosotros conspiráis contra mí, él está planeando la forma de
someteros, de robaros vuestra libertad. Desea por encima de todas las cosas
veros sufrir y he de deciros que si hay algún vampiro capaz de cosas atroces
sin duda ese es Baldur.
Los hombres miraban a
Kaesios pasmados. Durante veinte años, pensaron que la guerra había llegado a
su fin, que estaban a salvo y sin embargo durante todo ese tiempo alguien había
estado planeando la forma de eliminarlos.
Kaesios se dirigió
hacia la ventana, tenía sus manos agarradas a la espalda y miraba a través de
la ventana como si fuera hubiese un gran espectáculo.
-¿Qué podemos hacer?
–preguntó John.
-No gran cosa, Baldur
está reuniendo un ejército numeroso de hombres, los bárbaros, seres crueles y
sin par a la hora de luchar.
-¿Los inmortales
intercederéis por nosotros? –se atrevió a preguntar Thomas.
Kaesios se giró
lentamente y fijó su mirada azul cristalina en los ojos del hombre.
-¿Deberíamos?
Thomas no supo que
contestar.
-Si Baldur tiene un
ejército tan poderoso, debemos organizarnos, formar nuestras defensas, debemos
estar preparados… -anunció Philip.
-Creo que eso es lo
mejor, debéis estar preparados…
-Kaesios, ¿Sabes cuándo
iniciará la marcha?
-No, aún no, pero
supongo que no tardará mucho.
-Nosotros solos no
podremos contra él, no estamos preparados y no tenemos tiempo. Debemos avisar,
dar la alarma… pero aún así estamos perdidos. Kaesios, necesitamos ayuda.
-Lo sé Thomas, créeme,
lo sé. Sin embargo los sabios de mi raza no están por la labor de ponerse de
vuestro lado, no desean más luchas. Yo, por mi parte, estoy entrenando a
hombres jóvenes y fuertes, servirán de ayuda llegado el momento, pero poco más
puedo hacer.
-¿Para eso te llevaste
a nuestros hijos?
Kaesios afirmó con la
cabeza.
-Podemos enviarte a más
jóvenes, seguro que muchos estarán dispuestos, necesitamos toda la ayuda
posible.
-Os enviaré algunos de
los más avanzados para que preparen a aquellos que lo deseen, pero yo no me
comprometo a formar a más, el tiempo se acaba, sería una pérdida de tiempo.
Ahora debo marcharme, tengo asuntos importantes que atender.
-Kaesios –le llamó
Philip, el vampiro se detuvo y lo miró - ¿puedo hacerte una pregunta?
-Pregunta.
-¿Por qué mataste a
Charles?
-Charles era un
traidor, trabajaba para el ministro y todo aquello que conseguía averiguar se
lo contaba a Baldur. No soporto a los traidores.
Sin más desapareció
dejando a los hombres incrédulos ante lo que acababa de revelar. Charles había
sido un traidor, había vendido información confidencial al más terrible de sus
enemigos…
Thomas veía ahora toda
su furia aplacada, aunque le causaba dolor la distancia que mantenía con su
hija, si había guerra, estaba seguro de que el mejor lugar dónde ella podía
estar era al lado de Kaesios, sin duda ella tendría la oportunidad de
sobrevivir. Durante unos instantes Thomas saboreó la maravillosa posibilidad de
que pasara lo que pasase, su hija permanecería con vida para ver los días
venideros. Después se centró en preparar estrategias para la posible lucha que
se avecinaba…
Kaesios se mantuvo
impasible ante el escrutinio del Consejo. Era uno de los antiguos, de los
poderosos, sin embargo aborrecía la política y detestaba el rango de
superioridad que muchos de ellos se habían impuesto. No soportaba a aquellos
que se creían con poder suficiente como para decidir entre la vida y la muerte.
Se sentó en el sitio que le correspondía, al lado del Maestro, el más antiguo
de los allí congregados, un ser superior en poder e inteligencia, destacaba por
su afán justiciero, tal vez era el mejor de los allí reunidos, pero muchos lo
odiaban porque deseaban su poder. El consejo lo formaban veinte de los vampiros
más antiguos, venidos desde los cuatro puntos cardinales, cada uno representaba
a una familia de vampiros y hablaban en su nombre.
-Continuad –ordenó
Kaesios con un movimiento de la mano.
-Qué bueno que hayas
querido honrarnos con tu presencia Kaesios –le dijo Hersir, un antiguo vampiro
vikingo. Kaesios lo conocía desde los primeros años, durante un tiempo fueron
aprendices del mismo vampiro, pero eso solo había acrecentado el odio que
sentían el uno por el otro.
-No estoy de humor para
tus tonterías Hersir, he venido como se espera de mí y daré mi opinión como
corresponde.
-Kaesios, que has
averiguado –le preguntó el Maestro.
-No gran cosa Maestro,
Baldur se empeña en someter a los humanos y para ello se ha aliado con los
bárbaros del sur. Estamos esperando su primer movimiento.
-Así que el tablero
está listo, supongo que el juego comenzará pronto.
-Así es Angus, Baldur
lo tiene todo preparado, ahora debemos decidir cuál será nuestra participación
en esta nueva era. Ayudaremos a los humanos o los dejaremos abandonados a su
suerte.
-Yo voto por no
participar Maestro, esto lo causaron los hombres al intentar exterminarnos, se
merecen las consecuencias.
-Dionisio, todos
estamos de acuerdo en que esto es consecuencia de la estupidez de los humanos,
pero no es eso lo que se plantea, si Baldur se sale con la suya trasformará a
los hombres y mujeres en poco más que esclavos, volveremos a los primeros
tiempos y el resultado no fue bueno, los hombres sometidos acaban revelándose y
provocando más muerte y destrucción, sin contar con que nuestro principal sustento
acabará en las manos de un enemigo de las leyes.
-Maestro –interrumpió
Kaesios –yo opino que debemos ayudarlos, al fin y al cabo mucho de ellos nos
han sido de utilidad a través de los siglos, un mundo libre es mucho más
agradable para vivir que en uno sometido, lleno de dolor e ira.
-Muy cierto, mi amigo,
debemos pensar bien cuál será nuestro próximo movimiento, si Baldur gana sin
duda los siguientes en su lista seremos nosotros…
Clara se apresuró por
el patio del castillo, se dirigía a la zona en la que estaban los hijos de los
supervivientes, necesitaba hablar con ellos, sentirse acompañada y segura.
Kaesios no le había dicho nada de lugares a los que no debía acceder.
El viento soplaba con
fuerza y la capa de lana que llevaba apenas conseguía quedarse en su sitio y
tapar su cuerpo, al cabo de unos minutos comenzó a tiritar. Se acercó hasta la
enorme puerta de madera que tenía el edificio al que había llevado a los
chicos. No vio ningún llamador así que aporreó la puerta con los nudillos. Un
soldado abrió la puerta y se sorprendió al verla.
-Buenas tardes señora,
¿en qué puedo ayudarla?
Clara observó al
soldado, iba totalmente uniformado, con un traje azul con botones dorados, sus
botas brillaban muy bien lustradas y su pelo, antes bien peinado, ahora lucía
revuelto debido al viento.
-Desearía poder ver a
un amigo que está ahí dentro.
-Lo siento, no se
permite la entrada a los civiles.
-¿No hay ninguna forma
de poder hablar con él? ¿Puedo mandarle un mensaje?
-Lo siento, si desea
mantener contacto con alguno de los internos debe hablar con Kaesios, son sus
órdenes las que cumplo.
Clara frunció el ceño.
El soldado ocupaba el espacio de la puerta con su cuerpo impidiéndole así la
visión al interior. Suspiró frustrada, nada podía hacer…
-Muy bien, gracias por
su tiempo.
-De nada señora, que
tenga un buen día –y cerró la puerta con fuerza dejando a Clara muerta de frío
en el exterior.
Sin mediar palabra
volvió caminando lentamente hasta el castillo. Sin duda tener a Mark tan cerca
y no poder hablar con él, había minado su ánimo. Las personas que trabajaban en
el castillo apenas hablaban con ella, simplemente la observaban y obedecían si
ella necesitaba algo. Se sintió terriblemente sola.
Llegó la noche y Clara
cenó sola en el comedor, luego se dirigió hacia su dormitorio, se metió en la
cama temprano, pero el sueño no hacía acto de presencia, por lo que después de
varias horas dando vueltas decidió levantarse y salir a dar un paseo. Se abrigó
bien, pues las temperaturas nocturnas eran muy bajas. Sabía que no tenía nada
que temer, dentro de aquella fortaleza nadie osaría hacerla daño, Kaesios no lo
permitiría.
Bajó en silencio hasta
la puerta de acceso al jardín. El aire frío le golpeó el cuerpo con fuerza pero
ella se armó de valor y salió al exterior. El cielo inmenso, se extendía ante
ella en todo su esplendor. Las estrellas brillaban con fuerza y ni una sola
nube osaba tapar tanta belleza. Clara inició su paseo nocturno por el jardín,
siguiendo el sendero, lentamente. Notaba el aroma de las flores que aún asomaban
entre los matorrales.
-¿Qué hacéis levantada
tan tarde?
Clara se asustó y gritó
ante la sorpresa.
-Lo siento, no deseaba
asustaros.
-No pasa nada,
simplemente pensé que no había nadie fuera a estas horas.
Kaesios la observó.
Llevaba botas altas y un abrigo de paño fuerte bien atado a su cuerpo y un
pañuelo sujeto al cuello. Llevaba el pelo suelto y revuelto. Supuso de debajo
del abrigo solo tenía el camisón y sintió un ramalazo de deseo apoderarse de su
cuerpo. ¡Estaba tan hermosa! Sabía que ella no podía verle en la oscuridad,
pero él podía apreciar cada sutil rasgo de su cara.
-¿No podéis dormir?
-No… me he desvelado y
no consigo conciliar el sueño, por eso pensé en dar un pequeño paseo.
-Hace frío.
-Sí, pero me he
abrigado bien.
Kaesios se acercó
lentamente hasta ella, podía sentir los latidos rápidos del corazón de la
muchacha y ese maravilloso aroma que lo aturdía y lo sometía a sus impulsos.
Impulsos humanos, que él creía tener controlados durante la mayor parte de su
vida como inmortal y ahora no conseguía dominar. El deseo que sentía por poder
tocarla, por besarla y por algo más, controlaban su mente y destruían su
autocontrol.
Estiró el brazo y
sujetó uno de los mechones del pelo de Clara entre sus dedos, la suavidad del
cabello lo sorprendió. Lentamente soltó el mechón y tocó su delicado rostro con
sus fríos dedos. Aunque Clara tenía la cara fría, Kaesios sintió la calidez de
su piel en las yemas de sus dedos. Se acercó aún más, despacio para no
asustarla y para dejar claras sus intenciones. Clara alzó el rostro y miró
fijamente los ojos de Kaesios, en la oscuridad no podía verlo con claridad pero
su cercanía la reconfortaba, sabía que estaba mal, que no debía, que él era un
ser malvado, incluso cruel, pero tenerlo tan cerca bloqueaba todo sentido
común.
Kaesios posó su mano
suavemente en la cintura de la chica, acercándola más hasta él, sus cuerpos
estaban pegados, el calor humano que ella desprendía se le clavó como una daga
en el pecho. No pudo evitarlo, lo deseaba, lo necesitaba. Con sumo cuidado posó
sus labios en los de la muchacha, un fuego extraño se apoderó de ambos y
durante unos segundos los sometió a su voluntad. Kaesios le apretó con más
fuerza contra él, sintiendo cada parte del maravilloso cuerpo de Clara pegado
al suyo. Clara la principio indecisa y temerosa, ahora correspondía al beso con
pasión desatada, con la misma desesperación que sentía él mismo. Sabía que
tenía que parar, era consciente del error que acababa de cometer, pero su
fuerza de voluntad ahora brillaba por su ausencia, así que sin más se rindió a
su naturaleza egoísta y caprichosa. Bebió de los dulces labios de Clara el
elixir de la pasión. Una pasión olvidada por siglos de vida inmortal sumido en
el frío y en la oscuridad. Sin embargo ahora veía luz. La luz que desprendía
Clara.
La cogió en brazos sin
separar sus labios, acariciando la curvatura de su espalda. Clara estaba
indefensa ante Kaesios. Sin duda había firmado su sentencia final. Ante él
estaba perdida.
-¡Kaesios!
Kaesios volvió a si
gracias a la interrupción de Aidan, que estaba de pie frente a ellos mirándole
con cara de pocos amigos.
Kaesios se separó
lentamente de la muchacha, frustrado y enfadado consigo mismo por su falta de
autocontrol. Dejó delicadamente a Clara en el suelo, estaba aturdida y tan
afectada como él. La miró fijamente, adoró el color sonrojado de sus mejillas y
el dulce sabor de esos maravillosos labios, ahora hinchados por sus besos,
brillantes y exuberantes. Ella le miraba algo avergonzada.
-Hola Aidan.
-Creo que es hora de
que la muchacha se vaya a acostar, yo la acompañaré. –le dijo en un toco
autoritario y nada agradable.
Kaesios se sorprendió,
nunca le había hablado así, siempre le había tratado con respeto e incluso
miedo,
-Sí, creo que será lo
mejor. Clara ve con Aidan, mañana hablaremos. Buenas noches.
-Buenas noches –atinó a
decir Clara mientras cogía la mano que Aidan le ofrecía.
Kaesios se quedó ahí,
quieto, observando la partida de la chica acompañada del furibundo Aidan y
comprendió, muy a su pesar, mientras recordaba los minutos que duró aquel
maravilloso beso, que sin saber muy bien como, Clara había conseguido lo que
jamás nadie consiguió en siglos de vida, que Kaesios sintiera en su frío cuerpo
un atisbo de lo que recordaba como amor…
© Arman Lourenço Trindade
Clara terminará derritiendo en fuego a Kaesios. Él me está cayendo mejor. Al principio le tenía miedo. Bravo Arman.
ResponderEliminarPor Favor!!! tengo el corazón a mil. Me he mantenido enganchada al relato hasta que se ha terminado.
ResponderEliminarEres una escritora fantástica.
Eres maravillosa, escribes genial, me encanta tu forma de narrar y envolver la historia, de esa mezcla de misterio, de sentimientos encontrados, la calidez de Kaesisos y su frialdad.
Una historia realmente hechizante.
Felicidades cada día evolucionas más, y me sorprendes. ^_^
Besitos azules .
¡Excelente capítulo! Me ha encantado, Arman, te quedó genial y cada vez me enganchas más, será de esas historias que me harán sufrir cuando terminen, lo veo...
ResponderEliminarBesos.
Me encanta... no digo más. Y ya he dicho bastantes
ResponderEliminar¡¡Muy emocionante se está poniendo!!
ResponderEliminar¡Un beso Arman!
Hasta el próximo capítulo!:D
AHHHHGGG!!! Me va a dar algo!!!! Arman, si te digo que me ha gustado, es poco decir, me ha encantado!!!! Me leído los cuatro capitulos de golpe, y me he quedado... ¿Se acabó...?
ResponderEliminarAnsiosa de leer un siguiente capitulo. No tardes... que sufro...
;D
Besos guapa!!!!
Precioso capítulo Arman!!!!!!
ResponderEliminarMe ha encantado todo y ha habido mucha intriga y menudo beso....me ha encantado. he de reconocer que Kaesios gana puntos en cada capítulo!!!
Deseando leer más!!!
Besos!!
Se me ha olvidado poner que me encantan los dibujos de manga con los que acompañas el relato, me resulta fácil imaginarme todo!!!
ResponderEliminarUna historia que te engancha, al menos a mi me tiene fascinada y deseosa de saber mas
ResponderEliminarBesos!!!