Me atrevo a escribir algo diferente... decidme que opináis

Es una historia diferente, no tengo nada más que decir.


Prólogo.
“Dado que cobra quinientos euros a la hora por psicoanalizarme  debería ponérselo más difícil, pero he decidido que voy a colaborar con usted por esta y última vez.
Mi familia es una familia normal, si entendemos por normal que las familias se quieran entre sí y estén dispuestas a ayudarse, aunque mi madre suele remarcar que la calidad del tiempo que pasamos juntos, es infinitamente más importante que la cantidad del mismo.
 No es un reproche, sólo me limito a transcribir la teoría de mi madre al respecto, teoría que comparten tanto mi padre como mis hermanos mayores.
Mi madre ganó el nobel por sus investigaciones en física cuántica, es Laura Sánchez Murray, por si no está al día, sus teorías y sus experimentos han conmocionado al mundo de la ciencia dándole otra dimensión, valga la redundancia, a la teoría de las cuerdas o p-branas. Si no ha entendido lo de la redundancia, entonces, permítame explicarle que dicha hipótesis científica, sostiene que cada átomo, (imagino que si sabrá lo que son los átomos) tiene un componente susceptible de vibrar ante el estimulo adecuado, imagínese una guitarra, es susceptible de vibrar de diferentes formas, en teoría podríamos “sacar” música de cada vibración de cada una de sus cuerdas, y nuevas melodías, al utilizar varias o todas entre sí.
El universo está lleno de guitarras, que al ser  “tocadas”   entran en contacto con otras que vibran con idénticas “notas musicales”. La coincidencia permite a la materia transitar por la vibración, que genera un pasillo interdimensional. Esta es la explicación que nos dibujan los científicos para nuestra comprensión, pero estoy seguro que hay cálculos y definiciones físicas que están más allá de nuestro entendimiento. Pues mi madre, no sólo lo entiende, sino que es quien ha descubierto la existencia de esas vibraciones, así como  la posibilidad de moverse a través de ellas. Pertenece al Organización Mundial de la Ciencia, (OMC), y es la presidenta de dicha institución, así que comprenderá que teniendo que organizar el mundo de los que no somos tan listos, no tengan demasiado tiempo para nadie, o casi nadie.

Laura Sánchez Murray
Mi padre, es el actor Jeremy Fender, considerado, a pesar de tener más de cincuenta años, como uno de los hombres más atractivos del mundo, ha rodado más de quinientas películas, y ha ganado dos Oscar y tres globos de oro, así como un oso de plata en Berlín, además de multitud de premios menores.  Entre sus películas, las más conocidas son las que forman parte la saga del planeta rojo, cinco películas con record mundial de recaudación, lo que le permite pagar sus quinientos euros la hora. Lo que es una suerte para usted, porque mi madre hubiera podido simplemente ordenárselo, y entonces hubiera tenido que sumergirse en mis problemas mentales sin beneficio económico, por suerte para usted, a mi padre le gusta pagar por los servicios prestados.

Jeremy Fender

Creo que mi padre se siente secretamente orgulloso de que sea el único de sus hijos, que ha sacado algo de su vena dramática, aunque seguramente le desconcierta que utilice esa vena para llenarlo todo de sangre, metafóricamente hablando. No acaba de comprender que para expresar mi resentimiento contra una sociedad injusta, cada vez más deshumanizada, me pinte la cara como si acabara de devorar un oso, o que otras veces parezca una mujer, de tanto maquillaje, ni usted, ni él, acaban de entender que existe algo que se llama, apetencia, y que no tiene necesariamente que responder a una razón vital y profunda, simplemente a un estado de ánimo o a un capricho que puede venir motivado por razones tan simples, como el tiempo o las ganas de fastidiar.
Mi hermano mayor es Robert Fender,  tiene el cerebro de mi madre y la belleza de mi padre, tiene veintiún años y se licenció en física, matemáticas y química cuando tenía dieciséis años, mide más de uno noventa, tiene un cuerpo de modelo de bañadores, y un rostro que hace que todo el mundo se vuelva a mirarle, es bastante agradable caminar con él, y comprobar que pese a su atractivo, todas las miradas se centran en mí.


Robert Fender

Es uno de mis mejores amigos.
Le sigue en edad mi hermana Megan, con dos horas y veinte minutos de diferencia, es aparentemente menos inteligente que Robert, pero mucho más lista que yo. Esto me hace pensar que mis padres sufrieron algún tipo de deterioro, pues cada hijo nuevo, era un poco peor que el anterior. Megan, el año pasado acabó sus estudios de medicina en la universidad, y los de música en el conservatorio, toca el piano, el violín, el arpa y el oboe.  Físicamente también ha salido a mi padre, así que ella y mi hermano son auténticas bellezas. Mi hermana tiene además un aire bastante ingenuo, con su pelo rubio cortado a ras de cuello, que la convierte en toda una estafa, dulce por fuera pero por dentro es una roca dura e inflexible.


Megan Fender

Es evidente que no congeniamos demasiado bien. De todos es la más crítica conmigo, y pienso que debería haber sido ella, y no yo, la elegida para sus experimentos mentales, es bastante más posible que sea ella, la que albergue oscuros resentimientos contra su gemelo, ya que las diferencias entre ellos son abismales. Yo al fin y al cabo, voy por libre.
Ellos se parecen físicamente a mi padre, e intelectualmente a mi madre. Yo me parezco a mi madre y tengo el intelecto de mi padre. Normal por los cuatro costados y las infinitas p-branas, a menos que tengamos en cuenta mi aspecto y mis aficiones, razón por la que mis padres han considerado necesarios sus servicios durante el último año.
Por último están Jasón y Hanna, gemelos idénticos, pese a ser de distinto sexo, con diez años, no parecen tener más objetivo en la vida que meterse en mi habitación y toquetearlo todo. Aún no hemos podido descubrir si son listos o tontos porque hacen lo que les viene en gana, quizá sea culpa mía ya que he sido una mala influencia para ellos, mientras todos estaban ocupados, era “yo” su único referente familiar, así que puede imaginar que ellos también van a necesitar de sus servicios dentro de unos años.


Jason Fender

Hanna Fender

En cuanto a mi aspecto, le diré que me siento muy cómodo vestido con mi levita de solapas de terciopelo, mis camisas no tienen nada que envidiar a las de mis héroes del siglo XVIII, los volantes en las mangas hace que cualquier movimiento me resulte encantador, lo mismo podría decir de mi melena, al estilo de Legolas en el señor de los anillos, sólo que la mía es morena, y cae sobre mi cara como una cortina de seda. (Reconozca el mérito de la metáfora).
No tengo problemas con mi identidad sexual, aunque si los tuviera no veo que podría importarle a nadie, me pinto los ojos con Khol porque de esta manera resaltan mis ojos azules, y las joyas que luzco representan cada uno de mis pequeños éxitos.
Tengo un colgante de oro del que pende un corazón verde. Representa mi amistad con Margaret, la Dama Errante. También llevo un alfiler de oro con un ópalo negro, sobre la solapa de mis chaquetas, para tener siempre presente a Elfo Silencioso, mi amigo John. Para no olvidar quien soy o como siento, llevo un pendiente de aro, del que cuelgan un sol y una luna. ¿Hortera?. Es posible, pero para un narrador de sueños, los símbolos son importantes.
En cuanto me gradúe y alcance la mayoría de edad, lo que ocurrirá en dos semanas, olvidaré cualquier posible influencia que usted haya querido dejar en mí.
Afectuosamente.
Albert Fender.”

. ¿Qué os parece?.- preguntó Albert, que estaba vestido como un bucanero, camisa blanca con volantes en la mangas, que caía por debajo  de la cinturilla de unos pantalones negros, hasta alcanzar el filo de las botas negras que le llegaban hasta los muslos.
Sus dos amigos, le miraron directamente a los ojos, él, les sostuvo la mirada a ambos, John, el Elfo silencioso y Margaret, Dama errante. John vestía unos vaqueros y una camiseta negra, su melena atada en una coleta. Margaret, llevaba un vestido negro, largo hasta los pies, lleno de agujeros del tamaño de un puño que dejaban a la vista parte de las piernas, los hombros, del estomago.
. No lo conseguirás.- dijo Margaret.- La manipulación es evidente.
. El león nunca imaginará que la gacela podrá cazarle.- dijo Albert.
. La pregunta es si la gacela podrá comerse al león.- dijo John.- ¿Podremos?
. Soy una gacela muy veloz.- dijo Margaret sonriendo con una expresión casi diabólica.

© Lury Margud  

6 comentarios:

  1. Una entrada fabulosa, y un micro-relato maravilloso. Aunque algunas partes me han resultado algo confusas y estoy deseando leer más. Nos has dejado con la miel en los labios.

    Besitsos azules!!!

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  2. Me encanta!! Eres una artista de la pluma, da igual el género con el que desees expresarte. Este relato en nuevo y original, solo espero que lo conviertas en algo un poquito más largo y así poder disfrutar de tu talento.
    Un besazo!!!

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  3. RELATO INTERESANTE Y DIFERENTE DONDE LA NOVEDAD NOS PERMITE ADENTRARNOS EN TEORÍAS METAFÓRICAS MUY ELOCUENTES, BESOS.

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  4. Me ha encantado!!! Muy distinto a lo que sueles escribir, pero con mucho potencial!!!

    Espero seguir leyendo!!

    Besos!

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  5. Eneeeeeee!!!!! esta faceta tuya me ha impresionado Lury Margud!!!!!!!!! pero me ha impresionado para bien. Muy buen relato , y como siempre nos dejas con la miel en los labios.

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  6. Lury Margud, estás llena de arte. Déjalo salir como has hecho aquí, que quiero leerte en todas las facetas que tienes. Te felicito, un relato adulto, estudiado, irónico. Estoy encantada. Mis más sinceras felicitaciones por crearlo y por dejarnos leerlo. ¡Bravo!

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